Cuando pensamos en países antiguos, lo primero que viene a la mente son civilizaciones como Egipto, China o Grecia. Pero la historia tiene sus sorpresas: el país soberano más antiguo que aún existe no es una superpotencia, ni siquiera tiene ejército de verdad. Se trata de San Marino, una república microscópica que lleva más de 1.700 años en pie, tan campante como el primer día.
Ubicado en el corazón de Italia, con apenas 61 kilómetros cuadrados de extensión, San Marino ha visto pasar imperios, papas, reyes y dictadores... y ahí sigue. Fundado en el año 301 d.C. por un cantero cristiano que solo quería paz, este país parece salido de un cuento medieval con un toque de diplomacia mágica. Lee también: La pitufialdea de la famosa película de 2011 es real y queda en Europa.

Un poco de la historia del primer país del mundo
La historia de este territorio en el continente europeo empieza con Marino, un humilde cantero cristiano que huía de las persecuciones del emperador romano Diocleciano. Buscando refugio, subió al monte Titano y decidió quedarse allí. Pronto se le unieron otros cristianos, y así nació una pequeña comunidad que, sin saberlo, daría origen a la república más longeva del planeta.
Según se relatan en los textos históricos este país fue fundado el 3 de septiembre del año 301. Desde entonces, esa montaña se convirtió en territorio libre y, con el tiempo, en un país con nombre propio: San Marino, en honor a su fundador.
Dos presidentes cada seis meses
San Marino no solo es antiguo: también es curioso. Su sistema político parece sacado de una novela. En vez de tener un solo presidente, tienen dos jefes de Estado al mismo tiempo. Se llaman Capitanes Regentes y cambian cada seis meses.
Este modelo político, que podría parecer caótico, ha funcionado por siglos y es una de las razones de su estabilidad. Y no solo eso: San Marino tiene una de las constituciones más antiguas del mundo, escrita en 1600, mucho antes que muchas naciones modernas siquiera existieran.
Una joya medieval en miniatura
Aunque es pequeño, San Marino tiene mucho para mostrar. Su centro histórico, en lo alto del monte Titano, parece sacado de una postal del siglo XIII. Las tres torres medievales que dominan el paisaje son su emblema y su orgullo, y forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Además de su arquitectura, San Marino también tiene sus propias monedas (aunque usa el euro), sellos postales, himno, cuerpo militar ceremonial y hasta equipos olímpicos.
¿Cómo ha sobrevivido tanto tiempo?
La receta del éxito de San Marino no está en su poder militar ni en su economía. Está en su diplomacia, su neutralidad y, sobre todo, su capacidad de pasar desapercibido cuando conviene. Mientras otros países se peleaban por territorios, religión o poder, este seguía cultivando su independencia en silencio.
Han sabido ser amigos de todos, enemigos de nadie. Su lema nacional lo dice todo: “Libertas”, una palabra que resume siglos de resistencia pacífica. Porque sí, puede que el país sea diminuto, pero su vocación por la libertad ha sido más grande que cualquier ejército.
En la actualidad, San Marino es un destino turístico encantador, con una curiosidad histórica y un modelo de longevidad institucional. Tiene menos población que muchos barrios (apenas 34.000 habitantes), pero conserva una de las democracias más antiguas y activas del planeta. Lee también: Conoce los 5 países más pequeños de América Latina y el Caribe.