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Alta seguridad en el cónclave: vigilancia, inhibidores y blindaje digital

El Vaticano dio a conocer todos los protocolos que los cardenales deben cumplir durante el cónclave. Conozca todos los detalles aquí.

Alta seguridad en el cónclave: vigilancia, inhibidores y blindaje digital

Los 133 cardenales que elegirán al nuevo papa se encerrarán en la Capilla Sixtina, ante el fresco de Juicio Final de Miguel Ángel y donde todo está ya preparado. // EFE.

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Falta poco para que arranque el cónclave, el cual se desarrollará desde este miércoles 7 de mayo, donde los 133 cardenales deberán elegir al futuro papa.

El lugar será la Capilla Sixtina. Allí los cardenales estarán aislados del mundo. El Vaticano anunció la desactivación de su red de cobertura de telefonía móvil en todo su territorio y requisará los teléfonos de los cardenales para blindar el cónclave.

Este apagado afectará a todo el territorio del Estado de la Ciudad del Vaticano, 0.4 kilómetros cuadrados en el centro de Roma, y comenzará a partir de las 15.00 hora local del 7 de mayo.

La decisión ha sido tomada para garantizar la “seguridad de las actividades para la elección del Sumo Pontífice” y, de hecho, la señal no volverá hasta que no se designe un nuevo papa.

Los cardenales pasarán la noche en edificios del Vaticano como la Casa de Santa Marta y alguna otra dependencia. Lea: Murió la mujer más longeva del mundo, la monja brasileña Inah Canabarro

Para evitar injerencias, el cónclave deberá transcurrir con total secretismo y discreción y los purpurados no podrán revelar lo tratado en las reuniones a puerta cerrada ni abandonar el estado vaticano o comunicarse con personas ajenas a este proceso.

El sistema de inhibición de frecuencias en el cónclave

El portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, explicó en una rueda de prensa que los cardenales deberán dejar sus teléfonos en Casa Santa Marta.

“Se les devolverá al final del cónclave”, manifestó el portavoz.

En el pasado, el Vaticano puso en marcha un sistema de inhibición de frecuencias para impedir que la red móvil romana entre en su territorio.

Aunque, según explicó Bruni, esto no afectará a la Plaza de San Pedro, donde se espera la llegada de miles de fieles a la espera de la elección del nuevo papa.

Para garantizar el secretismo, en estos días los técnicos de la Santa Sede han procedido a apagar las cámaras y sensores que normalmente custodian la monumental Capilla, además de cerciorarse de que no queda en su interior ningún instrumento que pueda grabar.

Tanto los cardenales como el personal asistente deben jurar discreción. Hoy lo ha hecho un centenar de asistentes al cónclave, desde los ayudantes de los purpurados a electricistas, fontaneros, enfermeros o personal litúrgico. Lea también: Más de 70 mil personas han visitado la tumba del difunto Papa Francisco

No obstante, aunque los cardenales estén aislados en la Sixtina durante sus deliberaciones y votaciones, doce técnicos estarán en todo momento a disposición para garantizar que el sistema eléctrico e hidráulico en la capilla y en las residencias funcionen.

Estos técnicos -5 electricistas y ascensoristas, 5 fontaneros y dos ‘floreros’, personal de logística vaticana- tendrán también que prestar juramento de discreción.

La vigilancia y seguridad en medio del cónclave

Se conoció que para la seguridad del cónclave que inicia este miércoles, estará bajo vigilancia y una fuerte seguridad para que todo transcurra dentro de lo previsto.

Serán 650 cámaras de vigilancia, que se suman a los agentes del cuerpo de Gendarmería de las Ciudad del Vaticano y de la Guardia Suiza Pontificia, quienes estarán fuertemente armados, para brindar la seguridad que requiere la elección del próximo papa que liderará la Iglesia católica.

La legislación pontificia establece que los cardenales llamados a votar no pueden mantener contacto con personas del mundo exterior, mediante ningún medio, y que el personal debe cerciorarse de que no se escondan instrumentos de grabación de ningún tipo.

Las autoridades vaticanas se esforzarán para que así sea blindando los accesos al área de esta ceremonia, entre otras medidas.

Foto de archivo de la Guardia Suiza del Vaticano. // EFE/EPA/FABIO FRUSTACI.
Foto de archivo de la Guardia Suiza del Vaticano. // EFE/EPA/FABIO FRUSTACI.

“El día antes del cónclave nuestro personal ayudará a imponer casi 80 cierres de plomo en todos los accesos del perímetro del cónclave”, asegura el ingeniero.

Lo mismo ocurrirá en la Capilla Sixtina, donde los purpurados pasarán el día debatiendo y que ya cuenta en su tejado con la chimenea por la que comunicarán el mundo el resultado de las votaciones, quemando sus votos. El humo blanco significará que hay nuevo papa; el negro, que habrá que seguir esperando al acuerdo. Le puede interesar: Esto es lo que debe de saber del cónclave donde se elegirá al nuevo papa

Nada debe conocerse de lo que ocurre en el interior de este histórico lugar, bajo la severidad del Juicio Final que pintó Miguel Ángel, y por eso en esta semana “se ha controlado todo su sistema tecnológico”, entre otros preparativos de tipo estético o práctico.

En concreto, los técnicos han desactivado todos los aparatos tecnológicos, cámaras y sensores que en los últimos años se pusieron en esta capilla para protegerla durante las visitas turísticas.

Además, los trabajadores del Vaticano, como manda la tradición, procederán a cubrir todas las ventanas del Palacio Apostólico que se aproximen al área del cónclave, pues la Sixtina está anexa.

Los lugares de aislamiento para los cardenales en el cónclave

El Vaticano preparó dos edificios para acoger a los 133 cardenales que participarán este miércoles en el cónclave, la Casa Santa Marta y el Colegio Etíope, y blinda sus aledaños para garantizar su aislamiento, apagando la red electrónica en el interior de la Capilla Sixtina.

El subdirector de la Sección de Infraestructuras de la Santa Sede, Silvio Screpanti, explicó en una entrevista que los preparativos se dividen entre el alojamiento de los purpurados y la Capilla Sixtina, donde votarán aislados.

Los preparativos se llevaron a cabo sin pausa implicando a más de 40 profesiones, entre carpinteros, herreros, decoradores, personal de limpieza, así administrativos, contables y otros 20 obreros de refuerzo reclutados de empresas externas.

En primer lugar, el diminuto estado vaticano ha preparado unas 200 habitaciones para los purpurados y sus ayudantes repartidas entre la Casa Santa Marta, un hotel dentro del Vaticano donde Francisco dispuso su residencia, y el Colegio Etíope, un antiguo seminario.

En ambos edificios, según Screpanti, se han creado compartimentos que “garantizarán” el aislamiento de los votantes en el cónclave con tabiques, puertas provisionales y el cierre provisional de ventanas.

Así se desarrollará la votación del cónclave

Los últimos cónclaves han sido generalmente rápidos: Francisco fue elegido en 2013 en la quinta votación, Benedicto XVI en 2005 en la cuarta y Juan Pablo II en 1978 en la octava, aunque otros se alargaron más, como el de Pío XI en 1922, que requirió catorce.

El método de elección del pontífice está regulado milimétricamente en la constitución apostólica ‘Universi Dominici Gregis’ (1996) y otros documentos vaticanos y, ante la eventualidad de que se alargue, prevé una serie de pausas de reflexión y salidas.

El objetivo es acelerar el acuerdo y, para ello, esa legislación establece que los cardenales voten encerrados en la Sixtina cuatro veces al día: dos por la mañana y dos por la tarde.

En esta ocasión, los purpurados comenzarán su reunión en la tarde del miércoles, aislados desde las 16:30 hora local (9 a.m. Colombia), y poco después se someterán ya a la primera votación.

La Constitución, en su artículo 74, establece que si después de tres días de escrutinios, es decir, de doce votaciones, los cardenales “encontrasen dificultades para ponerse de acuerdo sobre la persona elegir”, las sesiones se suspenderán por un día.

En esa pausa, podrán dedicarse a “la oración, al libre coloquio” entre ellos y a escuchar una “breve exhortación espiritual” del primer diácono.

En este cónclave, de alargarse, la pausa previsiblemente sería el próximo domingo, después de trece votaciones infructuosas (la de la tarde del miércoles y las cuatro del jueves, viernes y sábado).

La continuidad del cónclave, desde ese momento de pausa, alternará en los días siguientes ciclos de siete votaciones y recesos.

En la sexta y séptima jornada los cardenales llevarán a cabo otras siete votaciones y, si no hay acuerdo, en la última tarde harán otro descanso. Ya habrían acumulado entre 19 y 20 votos.

Luego se volverá a votar hasta un máximo de otras siete ocasiones, en lo que sería ya su octavo y noveno día. El escrutinio ya se habrá repetido 26-27 veces.

Los días diez y once, los purpurados volverán a votar otras siete veces. En ese momento, si no han elegido un nuevo papa, el cónclave ya sumará un total de 34 votaciones. Las negociaciones parecerán atascadas y la legislación vaticana propone una solución tajante.

Tras un día dedicado a la “oración, a la reflexión y al diálogo” se someterán a la elección los dos cardenales más votados en el último escrutinio, que no podrán expresar su preferencia.

Un cardenal será elegido papa si consigue el respaldo de la mayoría de al menos dos tercios de los cardenales, en este caso 89, ya que los electores ascienden a un total de 133.

El elegido, eso sí, deberá aceptar primero el nombramiento como nuevo pontífice, aunque también podría rechazarlo.

Todo este proceso, de acuerdo al estricto protocolo vaticano, deberá transcurrir en la más absoluta discreción, sin que los purpurados electores salgan de los dominios vaticanos.

Los votos serán quemados tras el recuento en una estufa instalada ya para la ocasión en la Capilla Sixtina y el color del humo anunciará al mundo exterior el resultado: el negro indicará que no hay acuerdo; el blanco precederá el famoso ‘Hambemus papam’.

Los horarios previstos para las ‘fumatas’ diarias son en torno a las 12.00 hora local (5 a.m. Colombia) y las 19.00 (12 mediodía Colombia).

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