La Basílica de Santa María la Mayor y la Capilla Sixtina son dos de los espacios más emblemáticos de Roma, siendo escenarios de los momentos más decisivos del catolicismo. La primera, cálida y mariana, fue elegida por el papa Francisco como su lugar de descanso. Allí, entre mármoles antiguos y mosaicos que cuentan la infancia de Jesús, reposará a partir del sábado 26 de abril del 2025 quien soñó con una iglesia más humilde. La segunda, cubierta por el arte de Miguel Ángel, es el escenario donde los cardenales se reúnen para elegir al nuevo papa. Dos espacios únicos que marcan el final y el comienzo del pontificado. Lea: 8 lugares para visitar en Ciudad del Vaticano y sus alrededores

Basílica de Santa María la Mayor: el último refugio del papa Francisco
La Basílica de Santa María la Mayor es una de las iglesias más importantes de Roma y un lugar lleno de historias. Fue construida en el siglo V, durante el pontificado del papa Sixto III, y es la única de las grandes basílicas que aún conserva su estructura original paleocristiana. Según la tradición, su ubicación fue señalada por la Virgen María a través de una nevada milagrosa en pleno mes de agosto. Ese fenómeno dio origen a una de las fiestas marianas más entrañables: la dedicación de Santa María la Mayor. Lea también: ¿Qué hacer en Roma? Guía para disfrutar la Ciudad Eterna.

El “Belén de Occidente”: un vínculo con el nacimiento de Cristo
Uno de los elementos más conmovedores que guarda esta basílica es la llamada Sagrada Cuna, una reliquia que contiene fragmentos del pesebre en el que, según la tradición, fue acostado el niño Jesús en Belén. Por eso, también se conoce como el “Belén de Occidente”. Muchos peregrinos acuden a este lugar con la esperanza de sentir más de cerca los primeros días de Cristo.
Mosaicos que cuentan historias sin palabras
Al entrar en la basílica, una de las primeras cosas que llaman la atención es el pavimento cosmatesco del siglo XII, elaborado con mármoles de colores en patrones geométricos. Pero lo más impresionante está en lo alto: los mosaicos del siglo V que decoran el arco triunfal y el ábside. Estas auténticas viñetas bíblicas en piedra y oro narran escenas del Antiguo y el Nuevo Testamento, pensadas en su momento para evangelizar a quienes no sabían leer. Hoy siguen asombrando por su belleza y simbolismo. Lea también: Millones de fieles hicieron largas filas para despedir al Papa Francisco.
Una tumba sencilla para un papa cercano
En esta basílica reposará el papa Francisco. Su sepultura, ubicada en la capilla Paolina, es tan cálida como lo fue su pontificado: una losa blanca, la palabra “Franciscus” y su cruz pectoral en plata. Esto Demuestra su visión de una iglesia humilde, cercana y dedicada a los más desfavorecidos. Francisco siempre tuvo una relación especial con Santa María la Mayor, la visitaba antes y después de cada viaje internacional, confiando a la Virgen cada una de sus misiones.
Un lugar lleno de historia
No solo Francisco eligió esta basílica como su lugar de descanso. Aquí también están sepultados siete papas, como Clemente VIII, Paulo V y san Pío V, además de figuras tan destacadas como san Jerónimo, autor de la traducción de la Biblia al latín (la Vulgata), y san Matías, el apóstol que sustituyó a Judas Iscariote. Todo ello convierte a Santa María la Mayor en un lugar de memoria viva y sagrada de la Iglesia católica.
Un puente entre el cielo y el pueblo
Durante su pontificado, el papa Francisco demostró que esta basílica era su refugio espiritual. Sus frecuentes visitas no eran meras formalidades, sino actos de devoción sincera. Que repose ahora allí es un gesto profundamente simbólico de su conexión con la fe, con el pueblo y con la historia viva del cristianismo.

La capilla Sixtina: donde el arte y la fe tocan el cielo
En el corazón del Vaticano se encuentra uno de los lugares más emblemáticos del mundo: la Capilla Sixtina. Fue construida entre 1473 y 1481 por encargo del papa Sixto IV, de ahí su nombre. Sus dimensiones, similares a las del Templo de Salomón, hacen referencia directa a las raíces bíblicas del cristianismo.

Miguel Ángel y el techo que cambió el arte para siempre
El artista Miguel Ángel Buonarroti transformó para siempre la historia del arte al pintar, entre 1508 y 1512, la bóveda de la capilla. Su escena más célebre, “La creación de Adán”, donde los dedos de Dios y del hombre casi se tocan, se ha convertido en un ícono cultural universal. La bóveda representa nueve historias del Génesis y está poblada por profetas, sibilas y figuras humanas conocidas como ignudi. Lo hizo casi completamente solo, una hazaña artística que aún asombra a expertos de todo el mundo.
El Juicio Final
Años más tarde, entre 1536 y 1541, Miguel Ángel pintó El Juicio Final en la pared del altar. Esta poderosa representación del fin de los tiempos generó controversia por la desnudez de las figuras, lo que llevó a que algunas fueran cubiertas años después. Aun así, sigue siendo una de las obras más impactantes del arte occidental. Lea: Revelan una de las últimas frases del papa Francisco antes de su muerte.
Donde se elige al papa
Además de su riqueza artística, la capilla Sixtina es donde se celebran los cónclaves, las reuniones en las que los cardenales eligen al nuevo pontífice. El momento en que aparece la fumata blanca es seguido en directo por millones de personas en todo el mundo.
Lo que probablemente no sabías
- Sus dimensiones imitan las del Templo de Salomón.
- Miguel Ángel no quería aceptar el encargo, pues se consideraba escultor, no pintor.
- La restauración de los años noventa reveló los colores originales, ocultos durante siglos por el humo de las velas.
Un símbolo que trasciende la religión
La capilla Sixtina es un espacio donde el arte se convierte en oración, donde los siglos dialogan a través del color, y donde cualquier persona, creyente o no, puede sentir que toca algo más grande al mirar hacia el cielo pintado por Miguel Ángel.