La Casa Blanca fue escenario de una reunión este lunes 14 de abril entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo salvadoreño, Nayib Bukele. El encuentro marcó la primera visita oficial de un presidente latinoamericano a Washington desde que Trump regresó al poder, consolidando una estrecha relación bilateral con implicaciones directas en materia migratoria y de seguridad.
Durante la reunión, Trump agradeció públicamente a Bukele por aceptar la expulsión de cientos de migrantes acusados de terrorismo, una medida que se enmarca dentro de su política de “cero tolerancia” hacia la inmigración ilegal. “Es un pecado lo que hicieron los gobiernos anteriores con la frontera. Ustedes nos están ayudando. Se lo agradecemos”, afirmó Trump desde el Despacho Oval. Lea: Amenazan por WhatsApp a periodistas en Medellín por cubrir caso de Sara Millerey
Uno de los puntos clave del encuentro fue la cooperación de El Salvador en la ofensiva migratoria de EE.UU. Bajo un contrato de seis millones de dólares, del cual no se conocen todos los detalles, el Gobierno de Bukele ha autorizado el uso del Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) para encarcelar a presuntos integrantes de las pandillas Tren de Aragua y MS-13, deportados desde Estados Unidos.
Washington, por su parte, ha recurrido a la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para facilitar la expulsión de ciudadanos venezolanos y salvadoreños supuestamente vinculados a organizaciones criminales. Hasta la fecha, se han reportado al menos 238 deportaciones de venezolanos y 23 de salvadoreños bajo esta norma. No obstante, defensores de derechos humanos han denunciado la falta de pruebas en muchos de estos casos, incluido el del venezolano Kilmar Ábrego García, quien fue deportado erróneamente el pasado 15 de marzo. Lea: Nuevo ataque con explosivos a la estación de Policía de Morales
La decisión ha generado controversia a nivel internacional y ha sido duramente cuestionada por organizaciones de derechos humanos que exigen transparencia y garantías jurídicas para las personas afectadas. Las deportaciones han dado pie a procesos judiciales contra la Administración Trump, mientras crecen las críticas por el uso de medidas extraordinarias en medio de una campaña electoral centrada en el control migratorio.
Esta alianza entre Trump y Bukele no solo redefine la relación entre ambos países, sino que también envía un mensaje contundente sobre el enfoque de EE.UU. hacia la migración y la seguridad regional: uno marcado por la mano dura, la urgencia política y la controversia legal.