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El ‘campeón olímpico’ de los tatuajes en Estados Unidos es colombiano

Conocido como Fulano Artist, ha conquistado más de 20 premios en las principales convenciones de tatuaje en Estados Unidos y Colombia. Dirige The Golden Oak, uno de los estudios más exclusivos de California.

El ‘campeón olímpico’ de los tatuajes en Estados Unidos es colombiano

Al considerado ‘campeón olímpico’ del tatuaje en Estados Unidos, Jesús Fernando Pinzón Arias, también lo conocen en el gremio como ‘Fulano Artist’.

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En un rincón del corazón latino de San José (California), un colombiano ha logrado lo impensable: convertirse en el ‘campeón olímpico’ del tatuaje en Estados Unidos. Su nombre es Jesús Fernando Pinzón Arias, aunque en el gremio lo conocen como ‘Fulano Artist’. A sus 29 años, este bogotano especializado en realismo y sombras (black and grey) no solo ha tatuado a más de 2.000 personas, sino que ha conquistado con tinta y pulso firme, el podio más alto del arte corporal. (Lea: Vicente Cremades, reconocido tatuador español que llegará a Cartagena).

Con más de 20 premios internacionales, incluyendo el prestigioso Best of Show en el DC Tattoo Expo 2024, el Tattoo of the Day en Ink at the Bay y el Best Traditional en la Body Art Expo de San Francisco, así como el Best Black and Grey XL en el Baltimore Tattoo Arts Festival, Fulano también ha sido galardonado en su país, Colombia, con premios como Mejor Realismo Black and Grey en la Soacha Tattoo Expo, Mejor Retrato Black and Grey en el Chía Tattoo Fest, y segundo lugar en Surrealismo Black and Grey en la Medellín Tattoo Expo.

Desde hace ocho años Fulano Artist no ha parado de tatuar y por sus manos han pasado más de 2 mil personas.
Desde hace ocho años Fulano Artist no ha parado de tatuar y por sus manos han pasado más de 2 mil personas.

Fulano representa una nueva generación de artistas latinos que no solo migran: trascienden. “Este nivel de competencia es como los Juegos Olímpicos: solo llegan y ganan los mejores de los mejores, y yo estoy entre ellos”, comenta Fernando Pinzón, conocido como Fulano Artist.

Un arte que nació del instinto, el dolor y el amor

Desde muy joven, Fernando supo que su alma era de artista. Hijo de un artesano, el dibujo fue su primer idioma. En 2017 hizo su primer tatuaje y desde entonces no ha parado. Migró a Estados Unidos junto a su esposa Alejandra Garay Corredor, tras ser víctimas de amenazas y extorsiones en Colombia por motivos políticos. Lo que comenzó como un escape se convirtió en un camino lleno de propósitos. (Lea: Los destinos más frecuentados por colombianos en el exterior en 2024).

“Nos dijimos en medio del caos: somos un roble. Y por eso nuestro estudio se llama The Golden Oak. De ahí no nos tumbó nadie”, relata Fernando Pinzón.

El soporte y el amor tatuado en el alma de Fernando Pinzón es su esposa Alejandra Garay.
El soporte y el amor tatuado en el alma de Fernando Pinzón es su esposa Alejandra Garay.

Hoy no solo lidera uno de los estudios más exclusivos de California, sino que sueña con abrir una academia para formar a nuevos talentos.

Una pareja que se tatuó el alma

La historia de Fernando no puede entenderse sin Alejandra Garay, su esposa, manager, socia, madre de su hijo y corazón de la empresa.

Ella relata cómo su historia con Fernando comenzó como una película animada de Disney: ‘La dama y el vagabundo’, moderna, pero se convirtió en una sociedad artística imparable.

“Yo sé que todo lo que se ha ganado no es solo talento, sino disciplina. Hoy es uno de los mejores de California y me siento inmensamente orgullosa de su recorrido”, expresa con elocuencia. (Lea: Mr. Black arrasa en EE. UU.: sold out en Utah y California).

Se conocieron en Bogotá, y aunque venían de mundos distintos: ella, la niña universitaria; él, el artista sin títulos, decidieron apostarle al amor, al arte y al riesgo.

“Yo soy su filtro, su cable a tierra, su empuje. Somos un equipo. Y cada logro que ha conseguido, lo hemos construido juntos”, añade Alejandra Garay.

Su todo, como le dice Fernando, detalla que el tatuaje que más valora “no es de un famoso ni de un cliente, es el que me hizo a mí, en mi brazo. Con ese ganó su primer premio en EE.UU.”, narra Alejandra.

Más de 20 premios internacionales tiene este colombiano conocido como Fulano Artist gracias a su arte.
Más de 20 premios internacionales tiene este colombiano conocido como Fulano Artist gracias a su arte.

El estudio que hoy lideran juntos nació de la adversidad. Sin clientes, sin respaldo, se tatuaron el uno al otro, con amor y con urgencia. “Teníamos que mostrar lo que sabíamos hacer. No había nadie más, así que fui su lienzo”, cuenta Alejandra.

Tinta que transforma

Michael Gustavo Garibay, cliente estadounidense, conoció a Jesús Fernando Pinzón buscando calidad, pero encontró mucho más: un artista con alma y una familia que transmite confianza.

“Me tatué toda la espalda con él. Su portafolio me impactó, pero fue conocerlo a él y a su esposa lo que me hizo confiar. Te hacen sentir en casa. Lo recomiendo al 100%”, anota Michael, cliente habitual e hijo de inmigrantes que ve en Fulano una historia que debe ser protegida en tiempos de discursos duros sobre migración.

“Hay personas con talento inmenso en el mundo que solo necesitan una oportunidad como esta. Fulano es prueba viva de que Estados Unidos necesita más gente como él”, asegura.

“He visto buenos tatuadores –añade–, pero lo de Fulano es otra liga. Es el ‘campeón olímpico’ del tatuaje. No es solo talento, es precisión, alma y una experiencia completa”.

Una promesa de arte

Fulano es uno de los tatuadores más cotizados de toda California; incluso no cobra por hora, sino por sesión, la cual puede durar entre 4 y 8 horas. Sus clientes esperan meses para una cita, está disponible en este estudio de tatuajes hasta agosto del 2025. No se trata de precios, sino de exclusividad, técnica, concepto y experiencia.

Pero su misión va más allá del éxito financiero o la fama: quiere formar a la próxima generación de artistas, enseñar su método, compartir su camino.

“Quiero cambiar vidas con el arte. No vine a este país solo a tatuar, vine a dejar huella como la tinta en la piel”, explica. Su próxima meta es fundar una academia de estudio del tatuaje, la tinta y la piel.

En esto avanza con su compañero de trabajo, Jonathan Andrés Castro, testigo de su evolución. “Trabajar con Fulano es una escuela diaria. Es un privilegio estar aquí”, comentó el también colombiano y tatuador Jonathan Castro.

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