De acuerdo con la Clínica Mayo, la gripe aviar, también llamada influenza aviar, se da por infecciones del virus de la influenza tipo A en especies de aves. Dependiendo de la cepa, la gripe aviar puede hacer que el ave presente ausencia de síntomas, enfermedad leve, enfermedad grave o derive en su muerte.

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ColprensaLa gripe aviar rara vez infecta a los seres humanos. Pero la preocupación de los funcionarios de la salud es que los virus de la gripe A que infectan a las aves puedan cambiar, lo cual se llama mutar, para infectar a los seres humanos y diseminarse de una persona a otra con mayor frecuencia. Recientemente, la portada de New York Magazine afirmó que la gripe aviar, que representa una amenaza sobre todo para las aves y los humanos que trabajan con ellas, dio un giro inquietante.
Con la aparición de nuevas cepas del virus, la respuesta de las autoridades fue tanto tardía como fragmentada, lo que generó inquietudes sobre la preparación del país ante lo que podría convertirse en una pandemia de gran escala.
Brote inesperado de la gripe aviar en Texas
En febrero de 2024, ganaderos del Panhandle de Texas notaron síntomas inusuales en sus vacas: fiebre, falta de apetito y mastitis severa que dificultaba el ordeño. La rápida propagación entre los rebaños generó alarma, pero las pruebas iniciales no identificaron una causa evidente. Sin embargo, pronto se descubrió que algo más estaba ocurriendo. Le puede interesar: Precio del huevo en EE. UU, por las nubes debido a brote de gripe aviar
Los veterinarios se dieron cuenta de que el brote se extendía más allá de las vacas. Varios trabajadores agrícolas comenzaron a presentar síntomas de conjuntivitis y fiebre. “La enfermedad, aunque inicialmente misteriosa, estaba comenzando a tomar un rumbo alarmante”.

Detectan casi 200 animales con gripe aviar en la Antártida
Una expedición científica española confirmó la presencia del virus de la gripe aviar HPAI H5N1 en 188 animales de 13 especies en la Antártida, ampliando los registros previos que solo incluían un caso. Durante seis semanas a bordo del velero Australis, el equipo liderado por el virólogo Antonio Alcamí recorrió el mar de Weddell y la península antártica occidental, documentando la propagación del virus para diseñar medidas de control. Entre las especies afectadas hay nueve tipos de aves, incluidos pingüinos y skuas, y cuatro mamíferos marinos, destacando una alta mortalidad en los skuas, cuya supervivencia podría estar en riesgo.
El estudio se ha realizado tanto en individuos vivos como en cadáveres. En estos últimos, el virus estaba presente en el 50% de los casos analizados. “En muchos casos, la carga viral en los animales muertos era muy alta, lo que indica un riesgo de exposición al virus en la zona cercana a los cadáveres”, señalaba durante la presentación el investigador principal. En el análisis de ejemplares vivos, los investigadores e investigadoras han demostrado la validez del muestro de aire para detectar el virus sin necesidad de manipular animales. Para ello, llevan a cabo una toma de muestras de aire con una bomba conectada a un filtro de nanofibras para, posteriormente, realizar pruebas PCR en el filtro.