El papa Francisco continúa en estado crítico tras una semana de hospitalización en el Hospital Gemelli de Roma. Según el último informe médico del Vaticano, el Sumo Pontífice sufrió una crisis asmática prolongada que requirió oxígeno de alto flujo.
Además, los exámenes de sangre detectan trombocitopenia, una disminución anormal de plaquetas, asociada a una anemia que obligó a realizarle transfusiones sanguíneas.
Desde su ingreso el pasado 14 de febrero, Francisco fue diagnosticado inicialmente con bronquitis, seguida de una neumonía en ambos pulmones. Por este motivo, los especialistas han indicado que debe permanecer en reposo absoluto mientras recibe tratamiento médico intensivo. Lea también: El papa Francisco sufre crisis respiratoria: se encuentra en estado “crítico”
Aunque se ha descartado la presencia de sepsis , el doctor Sergio Alfieri, jefe de Cirugía del Hospital Gemelli, advirtió que el principal riesgo es que alguna infección bacteriana llegue al torrente sanguíneo, lo que complicaría aún más su estado de salud.
Por ahora, el papá Francisco sigue bajo estricta observación médica, recibiendo terapias y medicamentos para controlar las infecciones y estabilizar su condición.
La sepsis es una respuesta extrema del cuerpo a una infección que puede ser potencialmente mortal. Se produce cuando el sistema inmunológico, en su intento por combatir una infección, desencadena una inflamación descontrolada que puede provocar daño en los órganos y fallos en múltiples sistemas del cuerpo.
¿Qué es la sepsis y por qué preocupa en la salud del papa?
La sepsis puede ser causada por infecciones bacterianas, virales, fúngicas o parasitarias. Las infecciones más comunes que pueden derivar en sepsis incluyen:
- Neumonía
- Infecciones urinarias
- Infecciones en la piel o heridas.
- Infecciones abdominales
Síntomas de la sepsis
Los síntomas pueden variar, pero los más comunes incluyen:
- Fiebre alta o temperatura corporal muy baja
- Frecuencia cardiaca acelerada
- Respiración rápida o dificultad para respirar
- Confusión o desorientación
- Piel pálida, fría o sudorosa
- Presión arterial baja
Complicaciones y gravedad
Si no se trata rápidamente, la sepsis puede evolucionar a shock séptico , una condición en la que la presión arterial cae a niveles peligrosos, aumentando el riesgo de fallo orgánico y muerte.
Tratamiento de la sepsis
El tratamiento requiere hospitalización inmediata y suele incluir:
- Administración de antibióticos para combatir la infección.
- Líquidos intravenosos para estabilizar la presión arterial.
- Oxigenoterapia o ventilación mecánica en casos graves.
- En algunos casos, cirugía para eliminar el foco de la infección.
La sepsis es una emergencia médica y debe ser tratada lo antes posible para evitar complicaciones fatales.