Un niño de 13 años fue apuñalado por otro menor en Nápoles, al sur de Italia, en un alarmante episodio de violencia juvenil que está siendo investigado por los Carabineros. Según relató la víctima, el ataque ocurrió en un parque del barrio de Giugliano, al norte de la ciudad, mientras jugaba al fútbol con amigos.
El agresor, un niño de aproximadamente 10 años, exigió que le dieran la pelota y, al no obtenerla, apuñaló a la víctima en el muslo izquierdo con un cuchillo antes de huir del lugar, según informaron medios locales este lunes. Lea aquí: Video: Hallan a migrantes escondidos en el chasis de una camioneta
Tras el incidente, los padres del niño lo llevaron al hospital San Giuliano, donde el personal médico confirmó que la herida no era grave y procedió a realizar puntos de sutura. Los Carabineros, alertados por el hospital, han iniciado una investigación para identificar al responsable.
Este caso se suma a una creciente ola de violencia juvenil en Nápoles, donde incidentes similares entre menores armados han generado preocupación en la comunidad. La ciudad, históricamente marcada por la actividad criminal de la Camorra, enfrenta ahora una preocupante espiral de agresiones entre adolescentes y niños.

Ante esta situación, el Gobierno italiano ha lanzado un “plan extraordinario” para combatir la violencia juvenil, reforzando la vigilancia policial, especialmente durante las noches. La medida llega tras una serie de asesinatos y ataques protagonizados por jóvenes, que han conmocionado a la ciudad y generado alarma entre los vecinos y las autoridades. Le puede interesar: 218 fallecidos en Valencia por inundaciones y siguen desaparecidos
En Italia, los menores de 14 años no son penalmente responsables según el Código Penal, por lo que no pueden ser procesados ni encarcelados. Sin embargo, pueden ser sometidos a medidas de rehabilitación o intervención educativa a través de tribunales de menores si se considera necesario para su reintegración. En casos graves, las autoridades pueden investigar el entorno familiar y tomar medidas de protección o tutela. Si el agresor tuviera entre 14 y 18 años, podría enfrentarse a un proceso penal en tribunales de menores, con penas atenuadas y un enfoque en la rehabilitación.