Una semana después de las catastróficas inundaciones que arrasaron el este de España, su hija, María Murgui, mantiene la esperanza de que su padre esté vivo entre los desaparecidos.
“Salió, como muchos otros, a intentar salvar su moto o su coche,” relató la joven de 27 años a la agencia Associated Press. “La riada lo atrapó, pero logró aferrarse a un árbol y nos llamó para decirnos que estaba bien, que no nos preocupáramos.”
María, al enterarse, salió a las calles de Sedaví para intentar rescatarlo del torrente imparable que lo arrasaba todo. Pero, pese a sus esfuerzos, no logró encontrarlo. “Él aguantó hasta la una de la mañana. A las dos, yo salí a buscarlo con un vecino que me ayudó con una cuerda. Pero no lo encontramos”, explicó.
Al menos 218 personas han muerto tras el diluvio que, entre la tarde del 29 de octubre y la mañana siguiente, sorprendió a comunidades enteras, especialmente en la región de Valencia. Lea aquí: Niños jugando en medio de los desastres en Valencia se vuelven virales
Las críticas han sido intensas hacia las autoridades locales por emitir alertas a los teléfonos móviles casi dos horas después de iniciado el desastre.
Una semana después, no existe aún una cifra oficial de desaparecidos, pero la televisión pública RTVE continúa emitiendo mensajes de búsqueda de familiares aún sin localizar. Entre ellos, María ha compartido la imagen de su padre, un jubilado de 57 años, en redes sociales, con la esperanza de obtener alguna pista.
“Es como una montaña rusa. A veces estás bien, otras mal... uno quiere mantenerse positivo,” compartió. “Esto es una locura. Ya no sabemos qué más hacer, y nadie en el pueblo parece tener respuestas.”
Paquete de ayuda aprobado por el gobierno
En medio de la devastación, el gobierno central aprobó este martes un paquete de ayuda de 10,600 millones de euros destinado a 78 comunidades afectadas. El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, comparó estas medidas con las tomadas durante la pandemia de COVID-19.
El paquete contempla ayudas directas entre 20,000 y 60,000 euros para propietarios de viviendas afectadas, además de apoyo económico para negocios y administraciones locales. Sánchez reconoció que la recuperación será ardua y confirmó que solicitará la colaboración de la Unión Europea.
Escasez y devastación
Las inundaciones han dejado un rastro de desolación. Calles cubiertas de lodo espeso, enseres personales destruidos, vegetación podrida y vehículos destrozados son parte del paisaje en muchos pueblos. El hedor del barro inunda el ambiente.
Aún faltan productos básicos, y muchos residentes hacen fila en cocinas de emergencia y puntos de distribución de alimentos. Aunque el suministro de agua ha sido restablecido, las autoridades advierten que no es apta para el consumo. Le puede interesar: Protestas contra gobierno en Valencia ante emergencia provocada por la dana
Los pisos bajos de miles de viviendas quedaron totalmente destruidos. Se teme que en algunos vehículos, arrastrados o atrapados en garajes subterráneos, puedan hallarse cuerpos aún por recuperar.
Miles de soldados, bomberos y agentes de seguridad trabajan en una vasta operación de rescate. Buscan en hogares devastados, vehículos abandonados y en los canales y barrancos aún llenos de barro.
Las autoridades también han expresado preocupación por el riesgo de infecciones. Han instado a la población a vacunarse contra el tétanos, a limpiar el barro de la piel y a atender cualquier herida. Además, muchas personas utilizan mascarillas para protegerse.
En paralelo, miles de voluntarios se han sumado a las tareas de recuperación, ocupando espacios que las autoridades no han podido cubrir. Sin embargo, la gestión de la crisis ha generado una creciente frustración. Esta se hizo evidente el domingo, cuando residentes de Paiporta, una de las localidades más golpeadas, lanzaron barro y objetos a los reyes, al presidente Sánchez y a funcionarios regionales durante su visita al epicentro de la catástrofe.