Zimbabue ha autorizado el sacrificio de 200 elefantes por primera vez desde 1988, en respuesta a la creciente preocupación por la escasez de alimentos tras una sequía sin precedentes. El ministro de Medio Ambiente de Zimbabue afirmó la semana pasada ante el parlamento que el país tiene “más elefantes de los que necesita”.
Medios locales informaron que se ha dado la orden a cazadores de matar a 200 ejemplares. La caza se realizará en áreas donde ha habido conflictos entre elefantes y humanos, como Hwange, la mayor reserva de caza del país, según explicó Fulton Mangwanya, jefe de la Autoridad de Parques y Vida Silvestre.
Días atrás, la ministra de Medio Ambiente, Clima y Vida Silvestre, Sithembiso Nyon, le dijo a EFE que el sacrificio de cerca de 1.000 elefantes ayuda a reducir la presión sobre los recursos naturales y proporcionar carne a las comunidades locales. “Zimbabue tiene más elefantes de los que necesitamos y tenemos más elefantes de los que nuestros bosques pueden albergar. Estamos hablando con ZimParks (Parques Nacionales y Vida Silvestre de Zimbabue) y algunas comunidades locales sobre el tema”, expresó. Le puede interesar: Casi 500 rinocerontes muertos por el aumento de la caza furtiva en Sudáfrica
Y agregó: “Haremos lo que Namibia ha hecho anteriormente, es decir, sacrificaremos a los elefantes y movilizaremos a nuestras mujeres locales para que recojan la carne y la sequen para beneficiar a las comunidades como alimento proteínico”.

Con esta noticia, Zimbabue siguió los pasos de Namibia, que anunció a finales del pasado mes de agosto que sacrificará a 723 animales, incluidos elefantes, cebras, hipopótamos y búfalos, entre otros, para aliviar también el hambre causada por la sequía.
La sequía
Más de 30 millones de personas en el sur de África se han visto afectadas por una grave sequía causada por El Niño, informaron a principios de junio las Naciones Unidas, al pedir ayuda para evitar que padezcan inseguridad alimentaria.
El impacto cada vez mayor de ese fenómeno meteorológico ha provocado un grave déficit de precipitaciones en África meridional, con temperaturas cinco grados por encima del promedio.