El 11 de marzo de 2011, Japón enfrentó una de las catástrofes más graves de su historia reciente. Un potente terremoto provocó daños millonarios y casi desencadenó un desastre nuclear comparable al de Chernóbil.

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Redacción MundoSegún el medio Infobae, a las 14:46 horas (12:46 AM GMT-5, hora de Colombia) se produjo un terremoto de magnitud 9,1, cuyo epicentro se ubicó a 372 kilómetros de Tokio. El sismo generó un tsunami con olas de hasta 14 metros de altura que, una hora después, golpearon las costas japonesas e inundaron las centrales nucleares de Fukushima Daini y Fukushima Daiichi.
Como resultado, 185.000 personas que residían en un radio de 10 kilómetros de la primera central y 20 kilómetros de la segunda fueron evacuadas. Más de una década después, el gobierno japonés, tras años de debate, decidió tratar las aguas radiactivas acumuladas en la planta y verterlas de regreso al océano Pacífico, un proceso que comenzó el 24 de agosto de 2023.
Esta decisión generó descontento en gobiernos vecinos, como China y Corea del Sur, que expresaron su oposición debido a las posibles repercusiones en la industria pesquera y la seguridad de sus habitantes. En respuesta, China impuso un veto a la importación de productos pesqueros japoneses. Le puede interesar: Rechazo de Hamás a los avances en Doha para un cese al fuego con Israel

Sin embargo, el Gobierno de Corea del Sur afirmó este miércoles que no ha encontrado niveles anormales de radiactividad en sus aguas desde que la central nuclear japonesa de Fukushima Daiichi comenzó a verter agua contaminada tratada al océano Pacífico.
Tras realizar 49.633 pruebas en sus aguas desde finales de agosto de 2023, el país asiático no ha detectado efectos adversos en los niveles de radiactividad marina. “No ha habido ni un solo caso en el que se hayan excedido los límites de seguridad en los test en nuestras aguas y productos pesqueros”, declaró el responsable de coordinación política del Ejecutivo surcoreano en un comunicado.
El gobierno surcoreano continuará monitoreando el vertido de la central japonesa para garantizar que se cumplan los estándares internacionales de seguridad. La misma fuente añadió que tampoco se ha observado una “preocupación pública” significativa, como una disminución notable en el consumo de productos marítimos.
La operadora de la planta de Fukushima está vertiendo al Pacífico más de 1,32 millones de toneladas de agua tratada para eliminar la mayoría de los materiales radiactivos, diluyéndola en agua marina, un proceso que se prolongará durante décadas.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) supervisa el vertido y ha declarado que el plan japonés cumple con los estándares de seguridad, asegurando que los vertidos “graduales y controlados” tendrán un impacto radiológico “insignificante” en personas y medioambiente. Le puede interesar: Cancelan varios vuelos en Japón por pérdida de unas tijeras
Hasta la fecha, se han completado siete descargas de agua tratada y se está realizando una octava, con 7.800 toneladas de líquido purificado, hasta el 25 de agosto. Ni el OIEA ni los laboratorios independientes han detectado niveles de radiactividad superiores a los límites seguros.