Lo que comenzó como manifestaciones pacíficas de estudiantes en Bangladesh contra un sistema de cuotas laborales en el Gobierno terminó en un levantamiento que forzó la renuncia y huida de la primera ministra Sheikh Hasina en helicóptero.
Su mandato de 15 años llegó a su fin tras semanas de disturbios violentos que, según medios locales, dejaron casi 300 muertos.
El Gobierno intentó varias veces contener las manifestaciones, atribuyéndolas a sabotajes y partidos de oposición, usando balas, toques de queda y cortes de Internet, sin embargo, estas medidas represivas solo intensificaron la indignación y provocaron nuevas protestas. Lea aquí: Entregan actas de las elecciones presidenciales al tribunal supremo de Venezuela
El lunes, los manifestantes desafiaron el toque de queda militar y marcharon hacia el centro de la capital, tras un fin de semana violento que dejó decenas de muertos. Cuando las tropas se retiraron y el acceso a internet se restableció, decenas de miles de personas celebraron en las calles y miles irrumpieron en la residencia oficial de la líder.

El jefe militar, general Waker-uz-Zaman, anunció que el Ejército buscaría la orientación del presidente para formar un gobierno interino, mientras pedía calma en un discurso público.
¿Cómo comenzaron las protestas?
Las protestas, que reunieron a cientos de miles de personas, iniciaron en julio con manifestaciones de estudiantes contra un sistema de cuotas que asignaba puestos de trabajo en el Gobierno.
Los bloqueos empezaron el 1 de julio, cuando estudiantes universitarios levantaron barricadas bloqueando carreteras y vías férreas para exigir la reforma del sistema de cuotas. Hasina, que ganó un quinto mandato en enero tras una votación sin oposición real, comentó que los estudiantes estaban “perdiendo el tiempo”. Lea aquí: Investigarán a María Corina Machado y Edmundo González por “instigar insurrección”
El 15 de julio, las protestas se tornaron violentas cuando los manifestantes se enfrentaron a agentes de seguridad y activistas progubernamentales. Las autoridades respondieron con gases lacrimógenos, balas de goma e impusieron un toque de queda con orden de disparar a discreción. Al día siguiente, seis personas murieron en los enfrentamientos, las primeras muertes registradas en las protestas. El Gobierno también ordenó el cierre de escuelas y universidades en todo el país.
El 18 de julio, los estudiantes rechazaron un llamado al diálogo de Hasina, un día después de que ella pidiera calma y prometiera castigar cualquier “asesinato” en las protestas. Los manifestantes gritaron “abajo la dictadora” e incendiaron la sede de la cadena estatal Bangladesh Television y decenas de edificios gubernamentales.
El Gobierno también impuso un apagón de Internet. Al menos 32 personas murieron y cientos resultaron heridas en los enfrentamientos que continuaron, pese al toque de queda y el despliegue de soldados.
El Gobierno reportó cerca de 150 muertes el mes pasado, mientras que medios locales informaron de más de 200.
¿Por qué protestaban?
Inicialmente, las protestas eran contra un sistema de cuotas que reservaba hasta el 30% de los empleos públicos a familiares de veteranos de la guerra de independencia de Bangladesh contra Pakistán en 1971.
Los manifestantes consideraban que el sistema era discriminatorio y favorecía a los partidarios de la Liga Awami de Hasina.
La situación reveló la magnitud de las dificultades económicas en Bangladesh, donde las exportaciones han caído y las reservas de divisas se están agotando. Faltan empleos de calidad para los jóvenes graduados, que buscan cada vez más los empleos públicos, más estables y lucrativos.
Con el aumento de la violencia, el Tribunal Supremo dictaminó el mes pasado que la cuota de veteranos debía reducirse al 5%, y que el 93% de los puestos de trabajo se asignarían por méritos. El 2% restante se reservará para minorías étnicas, transexuales y discapacitados.
El gobierno aceptó la decisión y restableció Internet pensando que la situación se aliviaría. Pero las protestas se intensificaron, con nuevas demandas de investigación sobre las represivas medidas y, finalmente, la dimisión de Hasina y su gabinete.