El martes, 26 de marzo, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, calificó de “movimiento terrorista” a Vente Venezuela, partido liderado por la opositora María Corina Machado, luego de la captura de dos individuos supuestamente vinculados a esta organización y señalados de participar en un presunto atentado en su contra.
Durante su discurso, Maduro criticó a los gobiernos de derecha y a la “izquierda cobarde” por no pronunciarse sobre el incidente. Lea aquí: Kenia entrega cuerpos de 429 miembros de secta apocalíptica a sus familiares
“No solo me persiguen para atentar contra mi vida, como se demostró ayer con la captura de dos individuos del movimiento terrorista Vente Venezuela, será Vente Terrorista. Callan los gobiernos de derecha, calla la izquierda cobarde. No son capaces de condenar los golpes que intentan contra la revolución, la paz. Callan de manera cómplice”, dijo.
Las declaraciones de Maduro llegan poco después de que Brasil y Colombia expresaran su “preocupación” por las restricciones impuestas a candidatos opositores de cara a las elecciones del 28 de julio. La respuesta de la Cancillería venezolana ante estos pronunciamientos fue tildarlos de “injerencistas”.
La Cancillería del gobierno del presidente izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva emitió un comunicado en el cual expresó que se había mantenido al margen de las críticas a los comicios venezolanos. “El gobierno brasileño acompaña con expectativa y preocupación el desarrollo del proceso electoral”. Lea aquí: Las autoridades dan por muertos a los 6 desparecidos en Baltimore
Así mismo, la Cancillería de Colombia también expresó su “preocupación por los recientes acontecimientos relacionados con la inscripción de algunas candidaturas”, señalando que esto “podría afectar la confianza de algunos sectores de la comunidad internacional” en relación con las elecciones.
Por su parte, el ministerio de Exteriores venezolano, en un comunicado divulgado por el canciller Yvan Gil, “repudió el gris e injerencista comunicado, redactado por funcionarios de la cancillería brasileña, que pareciera haber sido dictado desde el Departamento de Estado de los Estados Unidos”.
De igual forma, el funcionario previamente acusó a la cancillería colombiana de cometer “un paso en falso” con “un acto de grosera injerencia”.