El martes, el primer ministro de Perú, Alberto Otárola, anunció su renuncia al cargo en medio de acusaciones de facilitar un contrato irregular de su expareja con el Estado.
Las acusaciones han surgido en un contexto de tensión política en el país, con Otárola responsabilizando directamente al expresidente Martín Vizcarra por lo que considera un complot en su contra. El ahora ex primer ministro expresó su disposición a cooperar con las investigaciones en curso, rechazando cualquier implicación en actos de corrupción.
La renuncia de Otárola se produce en un momento crucial para la política peruana, con el país enfrentando desafíos tanto internos como externos. La presidenta Boluarte, quien asumió el cargo recientemente, deberá ahora enfrentar la tarea de encontrar un reemplazo para el puesto de primer ministro en medio de un clima de incertidumbre política.
La situación refleja las tensiones y divisiones profundas dentro del panorama político peruano, con diversos actores acusándose mutuamente de corrupción y maniobras políticas. La renuncia de Otárola es solo el último episodio en una serie de eventos que han sacudido al país en los últimos meses, y su impacto podría tener repercusiones significativas en el futuro político de Perú.