Tenía que estar en esa sala abarrotada de periodistas, como nunca antes ha estado el ayuntamiento de esta pequeña ciudad de Maine, explicando las novedades sobre el autoconfinamiento al que están llamados más de 100.000 ciudadanos y sobre la búsqueda de Robert Card, el presunto autor de la matanza.
Debía estar en el centro de la noticia, como estuvo durante la pandemia, cuando fue intérprete para el Gobierno de Maine en muchas ruedas de prensa de los Centros Para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), que ofrecían los datos de la covid. Así lo cuenta a EFE Regan Thibodeau, pues trabajaron juntos aquellos días. Lea aquí: Autoridades buscan al tirador de Maine: Estas son las pistas que se conocen
Él como intérprete de los hombres, ella de las mujeres. Lo narra en una entrevista frente al ayuntamiento, donde estos días Thibodeau interpreta para sordos las actualizaciones de la policía. Esta vez no tiene a Seal al lado, pues su antiguo compañero es una de las víctimas de la tragedia que ha conmocionado, una vez más, a Estados Unidos.
“Si Josh estuviera aquí, estaríamos trabajando juntos para asegurarnos de que todos los miembros, colegas, amigos y familiares de nuestra comunidad sorda tengan el mismo acceso y eso fue algo que siempre fue una misión para Josh”, explica a EFE, gracias a la ayuda de su intérprete Holly Maniatty. Lea aquí: “Refúgiate donde estés”, la frase más dicha en Maine; sigue búsqueda del tirador
De los 18 fallecidos en Lewiston por los dos tiroteos producidos en una bolera y en un bar restaurante, al menos cuatro eran sordos, según informaciones aparecidas en medios. Estaban en el Schemengees Bar and Grille, participando en un torneo de cornhole, un juego popular en Norteamérica que consiste en lanzar sacos de tela a un tablero con un agujero.
Allí llegó Card, un militar en la reserva de 40 años con un historial de problemas mentales, sobre las 19.08 horas (23.08 GMT) del miércoles y acribilló a balazos a los presentes con su rifle de asalto AR-15, popular entre los amantes de las armas y también entre los perpetradores de tiroteos, por la brutalidad de las heridas que provoca y su alta letalidad.
En este escenario murieron siete personas (seis hombres y una mujer), entre ellas Seal, padre de cuatro hijos, cuya esposa lamentaba ayer su muerte con un mensaje en la red social Facebook. “No sólo fue un padre maravilloso, sino también un esposo maravilloso, mi mejor amigo y mi alma gemela”.