El Gobierno libio reconocido por la ONU en Trípoli (GNA) anunció hoy la puesta en libertad por “razones de salud” de Baghdadi al Mahmoudi, el que fuera último primer ministro de Libia antes de la caída en 2011 de Muamar al Gadafi.
En un comunicado difundido a los medios, el ministerio de Justicia se limitó a explicar que el controvertido político, de 70 años y condenado a muerte, abandonó la prisión de Ain Zara tras “la recomendación de una comisión médica”.
Jefe del Gobierno cuando hace ocho años estalló la revuelta que derrocó al dictador, Al Mahmoudi fue condenado a muerte en 2014 junto a otros ocho altos responsables de la dictadura, entre ellos Saif el Islam, uno de los hijos del dictador.
Al Islam está en paradero desconocido desde que fuera liberado igualmente hace dos años.
Al Mahmoudi fue arrestado en septiembre de 2011 cuando trataba de huir a Túnez, país que lo extraditó un año después para que pudiera ser juzgado.
Durante su estancia en una cárcel tunecina, denunció que el expresidente francés Nicolás Sarkozy recibió millones de euros para su campaña del régimen de Al Gadafi en 2007, una acusación que aunque negó le supuso la apertura de un proceso el pasado año.
El tribunal consideró que Al Hamoudi fue el responsable de todos los crímenes de guerra y violaciones de los derechos humanos cometidos por las fuerzas libias durante la represión de la revuelta.
Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera militarmente a la victoria de los heterogéneos grupos rebeldes sobre la larga dictadura de Al Gadafi.
En la actualidad tiene dos gobiernos, uno en el este tutelado por el controvertido mariscal Jalifa Hafter, hombre fuerte del país, y otro llamado de Acuerdo Nacional (GNA), cuya autoridad se reduce a Trípoli y está sostenido por la ONU.
De la división sacan beneficios numerosas milicias y grupos mafiosos dedicados al contrabando de armas, alimentos, combustible y personas, verdadero motor de la destruida economía nacional.