Dos monjas de la congregación de las Hermanas de San José de Carondelet fueron separadas de sus labores en la escuela católica ST. James de Torrance, en California, Estados Unidos, tras haber confesado hurtar dinero de las matrículas y de las donaciones de los padres de familia para hacer viajes privados y jugar en casinos de Las Vegas.
La propia Arquidiócesis de los Ángeles a le informó a los padres de familia que las religiosas habían sustraído durante casi una década 500.000 dólares aprovechando su condición privilegiada en la escuela. Mary Margaret Kreuper, era la directora de la institución y Lana Chang, era educadora en el área moral; ambas eran muy amigas y tenían engañado a los padres de que los fondos de la institución eran limitados y se necesitaban más recursos.
Las monjas fueron descubiertas durante una auditoría contratada por la Arquidiócesis en las que se pudieron rastrear al menos seis años de registros bancarios; sin que se pudiera tener acceso a datos que soportarán dineros en efectivo.
El caso fue puesto en conocimiento de las autoridades de los Ángeles, sin embargo ante el arrepentimiento expresado por las monjas, los padres de familia acordaron no denunciarla y la congregación se comprometió a devolver el dinero y imponerles un castigo ejemplar a las religiosas.
Las hermanas fueron trasladadas a ciudades distintas para que no tengan contacto permanente.