Vilma Trujillo fue quemada viva durante un ritual religioso realizado el 21 de febrero en El Cortezal, una remota comunidad de la región de Caribe Norte de Nicaragua.
Por, supuestamente, tener el alma endemoniada, Trujillo fue amarrada de pies y manos y dejada en la iglesia durante 6 días para posteriormente lanzarla a una hoguera construida por quienes realizaban el ritual.
Después del atroz acto, el cuerpo fue abandonado en un barranco, donde horas más tarde fue encontrado por la hermana de la víctima.
Según una de las personas que participaron en el exorcismo, una revelación fue la culpable de lo sucedido "por revelación divina debía hacer una fogata en el patio de la iglesia para sanar a la víctima a través del fuego", expresó.
La mujer murió el martes en el hospital Lenín Fonseca, como consecuencia de las quemaduras de primer y segundo grado, en el 80% de su cuerpo.
