Turquía decretó una jornada de luto este domingo, un día después del doble atentado que causó 38 muertos en el centro de Estambul y que, según las autoridades, lleva el sello de los rebeldes kurdos del PKK.
Un coche bomba estalló el sábado por la noche a proximidad del estadio del equipo de fútbol del Besiktas, y un kamikaze se hizo explotar menos de un minuto después en medio de un grupo de policías en un parque cercano, según las autoridades.
El primer ministro Binali Yildirim ordenó poner las banderas a media asta, y el presidente Recep Tayyip Erdogan aplazó una visita prevista a Kazajistán, anunció el domingo la agencia progubernamental Anadolu.
El atentado aún no ha sido reivindicado, pero el ministro del Interior, Süleyman Soylu, y el vice primer ministro Numan Kurtulmus aseguraron que los primeros indicios recabados "designan" como responsables a los separatistas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
Estambul y otras ciudades turcas sufrieron este año una serie de atentados reivindicados por el movimiento kurdo y otros atribuidos a los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI).
Al menos 30 policías, siete civiles y una persona no identificada fallecieron, y 155 resultaron heridas en los dos ataques, que se produjeron en espacio de 45 segundos, según Soylu.
Las explosiones ocurrieron a las 22H29 (19H29 GMT) cuando salían del estadio los aficionados que habían asistido a un partido entre el Besiktas y el Bursaspor en el Vodafone Arena.
El doble atentado golpeó un barrio turístico de Estambul, situado entre la emblemática plaza Taksim y el antiguo palacio de Dolmabahçe, que alberga las oficinas del primer ministro en Estambul.
Soylu indicó que 13 personas habían sido puestas en detención preventiva por su supuesta relación con los ataques.
