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Violencia: los gases lacrimógenos y disparos en Charlotte continúan

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Manifestantes lanzaban proyectiles y la Policía antidisturbios respondía con gases lacrimógenos. De repente, se escuchó una detonación y un hombre cayó: la ciudad estadounidense de Charlotte vivió otra noche de enfrentamientos violentos, tras la muerte de un hombre negro a manos de la Policía.

Con el ruido, algunos salieron corriendo. Un fotógrafo de AFP vio caer al hombre a dos metros de donde se encontraba. Imposible decir quién disparó, pero por unos momentos la violencia cesó, mientras policías y manifestantes ayudaban a trasladar al hombre herido de un balazo, fuera de la zona de peligro.

La noche había comenzado en calma, con una vigilia en memoria de Keith Scott, un hombre negro abatido el martes por un policía, en circunstancias controversiales. Varias familias habían llevado incluso a sus hijos a la protesta.

La atmósfera cambió súbitamente, cuando la manifestación llegó hasta la sede central de la Policía. Un manifestante arrancó la bandera estadounidense de su mástil, mientras que otras golpeaban violentamente las puertas del edificio al grito de "¡Sin justicia no hay paz!" y "¡Abajo la Policía!".

Algunos mantuvieron la calma. Hombres levantaban las manos frente a los policías coreando "¡Levantamos las manos, no disparen!"  y una mujer con lágrimas mira a los agentes y les dice: "es demasiado, es demasiado".

"Tenemos hermanos, hijos y padres que piensan que pueden hacerse matar en cualquier momento. Nadie debería vivir así. No todos los negros son vendedores de drogas, adictos o gángsters", se queja.

Pero ante los policías con uniformes antidisturbios, la violencia aumentó y pronto los manifestantes, claramente más que los policías, se apoderaron de la calle, patearon los vehículos policiales, rompieron escaparates y obligaron a los agentes a refugiarse en el hall de un hotel.

Cuando los manifestantes intentaron, sin éxito, ingresar allí, la Policía logró establecer un perímetro de seguridad alrededor del hotel.   "Mentiras" 

"¡Vuestras vidas están en peligro, deberían irse!", gritó un policía a los manifestantes, que seguían intentando avanzar.

En ese escenario caótico se escuchó un disparo. La gente huyó a toda prisa y un hombre fue evacuado, gravemente herido, dejando un pequeño charco de sangre sobre la acera.

Es la segunda noche de violentas protestas por la muerte a manos de la Policía de Keith Scott, un padre de familia de 43 años.

La Policía explicó que Scott llevaba un arma, con la cual amenazó a un oficial. El policía que lo mató también era negro y fue suspendido.

por otra parte, los familiares del fallecido aseguran  que esa información es falsa. Sostienen que Keith Scott no amenazó a nadie y que en la mano no tenía un arma sino un libro. Algunos vecinos dicen, incluso, que el policía que disparó era blanco, no negro.

Lo del arma "es una mentira", aseguró Taheshia Williams, un residente del barrio, cuya hija estudia en la misma escuela que uno de los hijos de Scott. "Quitaron el libro y lo reemplazaron por un arma. Ese hombre se sentaba aquí todos los días a esperar a que su hijo bajara del autobús", agregó.

Según la versión de la Policía, agentes enviados a detener a un sospechoso observaron a Keith Scott, quien no era la persona buscada, en el parking del edificio. Los agentes le pidieron varias veces que bajara el arma. "A pesar de esos requerimientos, Scott salió del vehículo con un arma en la mano", relató el jefe de la Policía.

Los allegados a la víctima y militantes de defensa de los derechos humanos cuestionan esta versión y reclaman que la Policía difunda las imágenes grabadas por las cámaras, que los agentes llevan con ellos y la del vehículo policial, a lo que las autoridades se han negado hasta el momento.

En las protestas había una pancarta que decía: "¡Difundan los videos!".

AFP Sean Rayford
AFP Sean Rayford
AFP Sean Rayford
AFP Sean Rayford
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