La asistente personal de la ex primera dama Jacqueline Kennedy, quien se cree fue una de las primeras personas de ascendencia hispana que trabajó en la Casa Blanca como parte del círculo cercano del presidente, ha fallecido. Tenía 90 años.
El hijo de Providencia Paredes, Gustavo, anunció su muerte en su página de Facebook. Paredes falleció en Washington el 18 de marzo.Gustavo Paredes describió a su madre como una "pionera, un modelo a seguir y un ícono para muchos", así como "una mujer de voluntad inmensa, pasión, curiosidad y entusiasmo por la vida".Paredes nació en San Pedro de Macorís en 1924. Llegó a Estados Unidos en 1948 junto con Luis Francisco Thomen, el embajador de la República Dominicana ante Estados Unidos para el que realizaba trabajo doméstico. Poco después de su llegada conoció a John F. Kennedy, quien era entonces congresista en Massachusetts. Cuando Kennedy se convirtió en senador federal pidió a Paredes que continuara trabajando para él, y que ayudara a su esposa Jacqueline con sus asuntos. Cuando Kennedy fue elegido presidente y se mudó a la Casa Blanca en 1961, él envió por Paredes."Cuando él se mudó a la Casa Blanca dijo `quiero a Provi, porque ella es la mejor"', señaló Gustavo. "Es así como ella terminó como asistente personal de Jackie".Durante su presidencia, Kennedy se esforzó por mejorar las relaciones entre Estados Unidos y Latinoamérica. En 1961, el mandatario estableció la Alianza para el Progreso, y propuso un préstamo de 20.000 millones de dólares para naciones latinoamericanas con el objetivo de promover la democracia en la región. Kennedy y la primera dama viajaron a Puerto Rico, México, Venezuela y Colombia, y se reunieron con seis presidentes de gobiernos centroamericanos en Costa Rica.Además de ayudar a Jacqueline Kennedy a estar al tanto de sus compromisos, responder llamadas telefónicas e interactuar con los diseñadores de moda para quienes la primera dama se volvió una musa, Paredes solía ayudarla a practicar su español antes de discursos en naciones latinoamericanas o ante comunidades hispanas.En su papel de asistente especial, Paredes recorrió el mundo con los Kennedy, tanto en viajes personales como oficiales. Gustavo dijo que hubo sólo dos viajes a los que no asistió Provi, como le decían de cariño: uno a Canadá al principio de la presidencia de Kennedy, y a su último viaje en Dallas. Fue Provi, sin embargo, quien eligió el traje rosa claro que vestía la primera dama cuando Kennedy fue asesinado, el cual se ha convertido desde entonces en un emblema de su muerte."Él dijo 'asegúrate de que ella tenga ropa apropiada para el clima"', comentó Gustavo Paredes sobre la conversación entre su madre y el presidente Kennedy en los días previos al viaje a Dallas. "Mi madre dijo, `¿qué tal el traje rosa?'. Mi madre preparó todo: artículos personales, los vestidos, las joyas, los detalles".En una entrevista en 2013, Paredes habló con Fox News Latino sobre el momento en que vio a la primera dama después del asesinato de Kennedy."Entramos a una habitación, sólo ella y yo, y ella se desmoronó. Dijo, `ellos pudieron haberme matado también'. Dijo que tenía mucho miedo", recordó Paredes.Paredes permaneció cerca de la familia Kennedy después del asesinato del presidente. Trabajó para el senador Robert Kennedy hasta su muerte y viajó con él a Los Ángeles durante su campaña presidencial."Ella rompió la barrera de lo que era un estadounidense: estaba realizando viajes con el presidente, representando las aspiraciones del Sueño Americano", dijo Gustavo. "Desde su humilde comienzo en la República Dominicana, ella terminó volando alrededor del mundo representando a su país natal, así como a su nueva nación".A Paredes le sobreviven sus dos hijos, Gustavo A. Paredes, de 60 años, y Héctor A. Corporan, de 69; y cuatro nietos: Ariel J. Paredes, de 35; Margarita Corporan, de 42; Guillermo Corporan, de 35; y Sofía Corporan, de 28.