El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, debe entrevistarse el viernes en Rusia con el presidente Vladimir Putin para evocar la crisis siria y tratar de poner fin al sangriento conflicto en un contexto de intensa actividad diplomática.
Ban, que llegó a la residencia del presidente ruso en la costa del mar Negro en Sochi, se reunirá antes con el jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov.
Rusia es uno de los últimos apoyos del régimen de Damasco.
“Esperamos que vuestra visita nos permita examinar en detalle las cuestiones más apremiantes para las Naciones Unidas, y por consecuente para la comunidad internacional”, declaró Lavrov al inicio de las entrevistas, según la agencia Ria Novosti.
El presidente francés, François Hollande, estimó el jueves que había que convencer a Moscú de que “su interés era acabar con Bashar al Asad”.
Por su parte, el presidente estadounidense, Barack Obama, y el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, exigieron de nuevo el jueves, durante un encuentro en Washington, la salida del presidente sirio.
La víspera, la ONU condenó la “escalada” de los ataques llevadas a cabo por el régimen de Damasco en el conflicto sirio, una resolución simbólica y no vinculante, a la que se opuso Rusia.
El representante ruso en la ONU, Alexander Pankin, afirmó que esta resolución era “parcial” y que iba a comprometer los esfuerzos de Estados Unidos y de Rusia para organizar una conferencia internacional sobre Siria, iniciados tras la visita a Moscú la semana pasada del secretario de Estado estadounidense, John Kerry.
Rusia, que sigue vendiendo armas al régimen de Damasco a pesar de las críticas de las potencias occidentales, honra los contratos “en total conformidad con la legislación internacional”, repitió el viernes el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, citado por agencias rusas.