Tanto en Barcelona como en Madrid, desde primeras horas de la mañana piquetes de huelguistas acudieron a las puertas de mercados centrales, grandes bancos y empresas, antes de que por la tarde cientos de miles de personas se echaran a la calle para mostrar su repulsa a las políticas de austeridad del presidente Mariano Rajoy.
La policía utilizó pelotas de goma y botes de humo en Barcelona para hacer frente a grupos de jóvenes que incendiaron contenedores y dañaron mobiliario urbano y comercios, al margen de la masiva manifestación -800.000 personas según los sindicatos, 80.000 según la policía- que recorrió el centro de la ciudad catalana.
"Esto responde a minorías que aprovechan este tipo de manifestaciones para hacer barbaridades", afirmó el portavoz del gobierno catalán, Francesc Homs, en rueda de prensa.
En Madrid, cientos de miles de personas -casi un millón, según los sindicatos- se manifestaron en un ambiente más festivo colapsando el centro de la capital española con pancartas en las que se leían lemas como "Sin pan, sin paz", "Techo y trabajo, sin ser esclavo" o "El gobierno nos ataca".
"Estamos viendo cómo están haciendo cada vez más recortes en educación, en sanidad, y nos preocupa. No queremos tener servicios públicos peores que los que han tenido nuestros padres", dijo a la AFP Ainoa Areitza, una estudiante de 17 años.
Sindicatos, convocantes
Concentraciones similares se repitieron en más de 100 ciudades de toda España como Valencia o Sevilla.
Los sindicatos Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO) calificaron la huelga de exitosa, con un seguimiento medio del 77% y pidieron un gesto al presidente Mariano Rajoy para introducir cambios en la ley.
"Esta huelga ha sido un éxito democrático y social sin discusión", aseguró Cándido Méndez, secretario general de UGT, convocante de la movilización junto con la otra central mayoritaria, CCOO.
Consciente de que España vuelve a ser tema de preocupación para sus socios europeos, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, buscó dar una imagen de firmeza y aseguró que la "agenda reformista es imparable".
"Las partes frontales de la reforma (laboral) no se van a cambiar porque entendemos que son las necesarias para volver a un crecimiento económico que se transforme cuanto antes en creación de empleo", aseguró.
Algunos disturbios
"El impacto de la huelga ha sido muy moderado", dijo por su parte la directora general de Política Interior, Cristina Díaz.
Tras considerar que la jornada se desarrolló con "tranquilidad" precisó que hubo "58 agentes de la autoridad heridos, 46 civiles heridos y 176 detenidos" en choques en todo el país.
Los manifestantes protestan contra una reforma del mercado laboral, aprobada el pasado 11 de febrero por el gobierno de Mariano Rajoy con el fin de relanzar la creación de empleo, en un país con una tasa de paro récord del 22,85%, que castiga especialmente a los jóvenes de menos de 25 años (48,6%).
Los organizadores de la huelga consideran que la reforma solo abarata el despido y aumentará la destrucción de empleo.

