En anticipación al discurso del viernes de Obama, el secretario de Educación Arne Duncan dijo que los estados podrán solicitar excenciones a los dictados de la ley si pueden satisfacer ciertos requisitos impulsados por la Casa Blanca.
Agregó que el gobierno es más partidario de favorecer la madurez personal de los alumnos en lugar de que aprueben los exámenes de convalidación requeridos, pero sin dar detalles.
La ley Ningún Niño Rezagado fue aprobada en el 2001 con apoyo bipartidista generalizado.
Su propósito era hacer a los centros docentes más responsables por el rendimiento de sus alumnos y mejorar el calibre profesional de los maestros.
En las escuelas consideradas un fracaso tras determinado tiempo, sus alumnos recibieron asistencia extra y la posibilidad de cambiar de centro.
Un componente de la ley según el cual todos los estudiantes deben dominar matemática y lectura _ lo que significa que para el 2014 todos los estudiantes deben cumplir el nivel educativo fijado en esas áreas _ ha sido enormemente impopular entre los maestros.
Los detractores sostienen que la ley pone énfasis excesivo en los exámenes estandarizados, lo que ha producido una cultura docente en la que los directivos de los centros escolares de algunos distritos recurrieron al engaño y las trampas ante la imposibilidad de cumplir con la ley.
Duncan advirtió que el 82% de las escuelas podrían no alcanzar el próximo año los índices de eficiencia requeridos y por lo tanto recibirían la clasificación de “fracaso”. Según Duncan, es “deshonesto” colgar ese calificativo a los centros docentes si logran avances verdaderos, además de considerar que la ley está creando “un descarrilamiento a cámara lenta”.
Según el secretario, muchos estados han rebajado las normas en lugar de endurecerlas, además de que la ley no hace diferencias entre una escuela de alto rendimiento y otra en la que uno o dos subgrupos no den la talla y una escuela con muy pobres resultados y en la que todos los alumnos tienen problemas con sus estudios.
La ley ha estado en vías de revisión desde el 2007, y tanto Obama como Duncan habían pedido su enmienda para el comienzo del presente año escolar. Empero, la creciente división ideológica en el Congreso de los últimos años ha complicado la gestión.
