La calma parecía volver anoche al Reino Unido tras dos noches consecutivas sin disturbios, pese a que un hombre atacado el lunes murió a causa de sus heridas y a una polémica con la policía que debe hacer frente el primer ministro David Cameron, muy firme ante los alborotos.
Un hombre de 68 años atacado el lunes durante los disturbios murió a causa de sus heridas, anunció anoche la policía, elevando a cinco el balance de muertos durante el estallido de violencia que se inició la noche del sábado. Un sospechoso de 22 años fue detenido por homicidio.
Otras cuatro personas murieron en días anteriores: un hombre herido por bala en Londres el lunes y otros tres atropellados por un coche en Birmingham (centro) cuando protegían su barrio de los saqueadores.
El despliegue masivo de fuerzas de seguridad en los últimos días, combinado con la lluvia, parece haber calmado los ánimos en Londres y en el resto de ciudades donde se registraron disturbios.
Desde el miércoles, las fuerzas del orden no registran ningún incidente serio. La capital está en calma desde el martes.
Eso no impide a la policía que continúe con las detenciones y son más de 1.500 personas arrestadas desde el inicio de los disturbios, lo que obliga a los tribunales a trabajar sin descanso.
La policía, además, continúa publicando las fotos de los alborotadores. En Birmingham, las fotos se muestran en una pantalla gigante instalada sobre una camioneta de policía que recorre la ciudad.
Este reflujo de la violencia dio un respiro al conservador David Cameron quien, para hacer olvidar su regreso tardío de vacaciones, maneja desde hace tres días un discurso muy drástico frente a los provocadores de disturbios.
