Los peores disturbios a los que se enfrenta Gran Bretaña en los últimos años se extendieron a más ciudades en la noche del martes, durante la cual murieron tres personas al parecer tratando de defender su vecindario, aunque la calma parecía volver a Londres, donde el miércoles seguían desplegados miles de policías.
En esta cuarta noche de disturbios, grupos de jóvenes arrasaron el centro de Manchester donde incendiaron y pillaron los comercios, en lo que la policía ha descrito como los episodios más violentos que han sacudido la tercera ciudad más importante de Gran Bretaña en los últimos 30 años.
Los saqueadores también asaltaron varias ciudades industriales del centro de Inglaterra, incluida Birmingham, donde tres hombres asiáticos murieron al ser atropellados por un coche. Según la prensa, acababan de salir de una mezquita y formaban parte de un grupo de autodefensa de su vecindario.
En Londres, sin embargo, no se repitieron las escenas de violencia que dejaron en llamas el lunes por la noche varias zonas de la capital, donde grupos de autodefensa tomaron las calles para defender sus barrios y las autoridades desplegaron 16.000 efectivos de policías.
Las fuerzas de seguridad han detenido a más de 1.100 personas por todo el país por las violencias y pillajes que se iniciaron el sábado en el barrio del norte de Londres de Tottenham, tras la muerte de un hombre de 29 años abatido por la policía.
El primer ministro británico, David Cameron, prometió el martes que hará “todo lo necesario para restaurar el orden en las calles” pero varios comercios londinenses cerraron pronto, siguiendo los consejos de la policía.
El alcalde de Londres, Boris Johnson, del partido conservador en el gobierno, exhortó el miércoles al ejecutivo a reconsiderar sus planes de recortar el número de policías como parte de sus drásticas medidas de austeridad destinadas a reducir el déficit presupuestario.
El gobierno acusó a criminales “oportunistas” de la violencia, pero la oposición apunta a que los recortes de servicios sociales y el fracaso a la hora de gestionar los problemas sociales de fondo han contribuido al estallido de los disturbios.
Algunas de las zonas más deprimidas de Gran Bretaña estallaron el martes. Unos 200 alborotadores lanzaban proyectiles contra la policía en el barrio de Toxteth en Liverpool (noroeste), que en 1981 fue ya sacudida por unos enormes disturbios.
Grupos de encapuchados prendieron fuego a varios edificios en West Bromwich y en Wolverhampton, en el centro de Inglaterra y otros lanzaron bombas incendiarias contra una comisaría en la cercana Nottingham. La violencia también sacudió a Gloucester, en el oeste de Inglaterra.
Aunque el epicentro de la violencia del martes se situó en Manchester, donde la policía tuvo que dar marcha atrás ante una multitud de cientos de jóvenes con el rostro tapado.
Las pandillas incendiaron una tienda de ropa y destrozaron la puerta de entrada de vidrio del principal centro comercial de la ciudad, del que cientos de jóvenes salían con los brazos llenos de ropa y de zapatos.
En Birmingham, la segunda ciudad en tamaño del país, la policía dijo haber detenido a un hombre y abrió una investigación tras la muerte de tres hombres asiáticos.
Según la BBC, las víctimas acababan de salir de la mezquita y formaban parte de un grupo de autodefensa del barrio. Unas 200 personas se congregaron alrededor del hospital al que se les llevó.
Hasta ahora la única víctima mortal de los disturbio era un hombre que fue encontrado en un coche en el barrio del sur de Londres de Croydon, con una bala en la cabeza.
La violencia ha abierto interrogantes sobre la seguridad a menos de un año de la celebración de los Juegos Olímpicos y de momento ha obligado a cancelar el amistoso del miércoles entre Inglaterra y Holanda que estaba previsto en el estadio de Wembley.
