Mural ubicado en la plazoleta Joe Arroyo. LUIS C. PRADO - EL UNIVERSALOtro de los murales de la plazoleta Joe Arroyo. LUIS C. PRADO - EL UNIVERSALUn punto de encuentro se ha vuelto la plazoleta Benkos Biohó. Todos comparten sin importar la hora. LUIS C. PRADO - EL UNIVERSALLos niños son unos de los que más valoran el trabajo realizado en las plazoletas. Este pequeño toma un descanso por la tarde en una de las bancas. LUIS C. PRADO - EL UNIVERSALLas plalomas se aglomeran esperando que a que caiga de las manos de algún ciudadano un puñado de maíz. LUIS C. PRADO - EL UNIVERSALVista de la plazoleta Benkos Biohó. LUIS C. PRADO - EL UNIVERSALPalomas y maríamulatas juntas. De Fondo el mural de "Chao Racismo" LUIS C. PRADO - EL UNIVERSALLas bicicletas también circulan libremente sin perjudicar a los que se encuentren en las plazoletas. LUIS C. PRADO - EL UNIVERSALEste hombre duerme confiadamente sobre una de las bancas en la plazoleta Joe Arroyo. LUIS C. PRADO - EL UNIVERSALMientras comparte con un conocido, este hombre resuelve un crucigrama LUIS C. PRADO - EL UNIVERSALUn crucigrama es resuelto por este hombre en a tarde del sábado. De fondo los jardines sembrados en medio de la plazoleta Benkos Biohó. LUIS C. PRADO - EL UNIVERSALMural de "Chao Racismo" en la plazoleta Benkos Biohó. LUIS C. PRADO - EL UNIVERSALPalomas rodean a un concentrado lector en la plazoleta Joe Arroyo. LUIS C. PRADO - EL UNIVERSALDos amigos dialogan en una de las bancas de madera de la Benkos Biohó. LUIS C. PRADO - EL UNIVERSALUna mujer y un niño comparten caricias en la plazoleta Benkos. LUIS C. PRADO - EL UNIVERSALLas palomas llegan a montones a la plazoleta Joe Arroyo. LUIS C. PRADO - EL UNIVERSALLa plazoleta Benkos Biohó se muestra como un lugar perfecto para sumergirse con la lectura de un buen libro. LUIS C. PRADO - EL UNIVERSAL