En 1964, José y su familia emprendieron un viaje que transformaría sus vidas. Originarios de La Dorada, Caldas, se vieron obligados a abandonar su hogar debido a circunstancias adversas.
La familia, compuesta por José, sus padres y hermanos, decidió buscar un nuevo comienzo en Cartagena, enfrentándose a una travesía llena de desafíos e incertidumbres.
El viaje no fue fácil. En una de las estaciones, la familia fue detenida para una inspección. Aunque finalmente no encontraron nada, el temor persistió, la familia continuó su camino, y finalmente llegaron a Cartagena el 5 de noviembre de 1964, justo cuando la ciudad celebraba sus fiestas de independencia.
La nueva vida en Cartagena comenzó en la calle San Antonio. Con gran esfuerzo, el padre de José logró establecer un negocio en el mercado local, comprando una colmena que permitió a la familia asentarse y prosperar en su nuevo hogar. También te podría interesar: Cartagena sí protege a sus niños, niñas y adolescentes de la explotación sexual
José, desde joven, se familiarizó con el fútbol local, asistiendo a los partidos a pie y disfrutando del ambiente deportivo en la “Tribuna de los gorriones”, un área reservada para los niños en el estadio.
El amor de José por el fútbol se convirtió en una parte integral de su vida. A lo largo de los años, ha aprendido a distinguir entre ser hincha y fanático. Según José, “ser hincha es apoyar al equipo con pasión, pero sin convertirlo en una religión”, una lección que ha llevado consigo desde su infancia.
La vida de José también estuvo marcada por la generosidad de su madre, quien falleció a los 104 años rodeada del amor de su familia, y a quién recuerda como una persona llena de amor y hospitalidad que reflejaba su generosidad y cuidado por los demás.
Hoy en día, José sigue trabajando con dedicación, vendiendo productos cerca del Centro de Convenciones de Cartagena y enfrentando cada día con optimismo y un amor inquebrantable por el fútbol.
En su mensaje para las nuevas generaciones, José invita a los jóvenes a apoyar a sus equipos locales y a disfrutar del deporte con respeto y devoción. Lee también: Relaciones narcisistas tóxicas: ¿Cómo identificar y evitarlas?