El pasado año, un trágico suceso conmocionó a la ciudad de Cartagena y motivó a diferentes organizaciones sociales a luchar contra el abandono y la desatención de los adultos mayores. La historia de los dos ancianos que murieron de hambre ha servido como llamado de atención para la sociedad y algunos de sus miembros se han comprometido a trabajar para prevenir que se repita una situación similar. Lea aquí: Dos ancianos murieron de hambre y luchan para que no vuelva a pasar
Esta es la historia de Ana Agualimpia.

En medio de la escasez de recursos en el Mirador de Cartagena, Ana Agualimpia, una mujer de 66 años, impacta la vida de muchos adultos mayores con la inmensidad de su nobleza. En el Cerro de Albornoz, funciona desde hace cuatro años el comedor comunitario “Amigos de Jesús”, que provee alimentación a los adultos mayores más vulnerables de esa zona de la ciudad. Lea además: Alimentación de los adultos mayores, una responsabilidad de familiares y cuidadores
El comedor acoge alrededor de 40 personas que diariamente desarrollan diferentes actividades lúdicas como juegos de dominó, manualidades y ejercicios. Ana no está sola en esta misión, cuenta con la ayuda de mujeres que la apoyan en los quehaceres de esta labor.

Aunque Ana recibe arroz y granos del Banco de Alimentos, es poca la proteína que le donan, por lo que en ocasiones se ve obligada a pedirle 700 pesos a quienes puedan colaborar. También vende postres y galletas para darles una alimentación completa y balanceada a sus beneficiarios. Aunque actualmente una persona apadrinó la alimentación del día jueves, aún falta quien apoye con la alimentación del martes. A pesar de los obstáculos, Ana y los “Amigos de Jesús” siguen reuniéndose en familia para llevar amor y comida a quienes más lo necesitan.