Alcira Sierrano pegó el ojo en toda la noche.
La mujer esperó a su hijo
Marco José Peña Sierra hasta la una de la madrugada de ayer con la puerta de su casa abierta.
Luego, se sentó en la sala de su vivienda rogando para que su hijo, de 19 años apareciera.
Un mal presagio la embargó, así que a las, 4 de la madrugada, salió a buscar a Marco José. Alcira Sierra dice que respiró aliviada cuando lo encontró a pocas cuadras de su casa, sentado en una esquina del barrio
Palestina, conversando con varios amigos.
“Mi mamá le dijo que se fuera para la casa, que ya estaba bueno. Él le respondió que no se preocupara que enseguida se iba. Ella se fue confiada en que él iba a regresar pronto a la casa, pero no fue así”, dice una hermana de Peña Sierra.
Media hora más tarde, cuando la madre empezaba a conciliar el sueño, llegaron a su vivienda en el barrio Petares, a avisarle que a su hijo lo habían
baleado.
La mujer corrió al lugar donde había visto a su hijo por última vez, y le confirmaron que el joven fue trasladado a la
Clínica San José de Torices.
Alcira Sierra se dirigió a ese centro asistencial, y al llegar a su hijo ya lo preparaban para trasladarlo al
Hospital Naval, pero allí llegó sin signos vitales.
La madre no pudo hablar con su hijo. A Marco Peña Sierra le cegó la vida un balazo en el abdomen.
“El Chino” le disparó
Marco José Peña Sierra estaba con varios amigos en una esquina en el barrio Palestina cuando aparecieron varios pandilleros de “Los Matarratas”.
Dicen que ambos bandos se tiraron piedras, hasta que llegó alias “el Chino” armado con un revólver calibre 38. Los jóvenes corrieron al ver el arma de fuego.
Marco Peña también corrió, pero se tropezó con una piedra y cayó al piso, lo que fue aprovechado por
“el Chino”para dispararle al abdomen.
Los amigos del joven lo levantaron del piso y lo llevaron a la Clínica San José de Torices.
“Los amigos intentaron salvarle la vida, pero el disparo fue a quemarropa y los médicos no pudieron hacer nada por él. La bala le afectó varios órganos”, dice un allegado a la víctima.
Tras el ataque de “el Chino”, y al enterarse que Marco Peña estaba muerto, varios amigos del joven se fueron en su búsqueda para cobrar venganza.
Al homicida lo encontraron cerca de su casa en el barrio Palestina.
Allí, dicen, lo sorprendieron por la espalda y le dispararon. La Policía llegó rápidamente al lugar y trasladó a “el Chino” hasta el
Hospital Universitario del Caribe, donde según el parte médico, su pronóstico médico es reservado.
La Policía identificó al asesino como Gabriel Enrique González Marrugo, de 22 años. El joven, quien es señalado de ser el jefe de la pandilla “Los Matarratas”, se encuentra bajo custodia policial.
“El Chino” tendrá que responder por el
delito de homicidio agravado. Según las autoridades, a pesar de su edad, el pandillero es reconocido por tener un amplio prontuario delictivo, pero que no tiene antecedentes penales.
“Era un joven sano”
Familiares de Marco Peña dicen que éste era estudiante de noveno grado. Estudiaba durante las noches, y en el día trabajaba como estatua humana en el Centro de la ciudad.
“Él no era de problemas y menos pandillero. Si estaba con un grupo de amigos y llegaban a molestarlos, se defendían, pero no era que él salía a buscar peleas”, dice un allegado al joven.
Otro familiar agrega que no sabe por qué “el Chino” le disparó, ya que ellos nunca habían tenido problemas.
“Aquí en estos barrios estamos presos en nuestras casas. Si eres de Petares no puedes ir a Palestina o a Pablo Sexto II, imaginamos que por estar en Palestina le dispararon, porque ellos nunca pelearon”, finaliza el allegado.