Cada año, desde 1999, Pantone -autoridad y referente global en comunicación del color- define un tono bajo el título Color of the Year, una predicción del color que marcará lo que se usará, deseará y consumirá en el año siguiente. La elección para 2026 fue Cloud Dancer, en pocas palabras, un matiz de blanco.
Siempre existe una expectativa alrededor de este anuncio, pues es una decisión crucial que define el rumbo del branding, el diseño y el mundo de la moda. Si bien la presencia del blanco suele evocar calma y serenidad, en este caso la elección de Pantone generó ruido entre espectadores, diseñadores y curadores. Se trata de un anuncio inesperado, dado el clima cultural y político en el que se presenta, y resulta inevitable pensar que hoy la palabra “blanco” despierta asociaciones incómodas y ajenas al contexto que Pantone propone. Todo ello pone sobre la mesa una conversación necesaria entre cultura y color.
Vivimos una constante búsqueda de verdad, posibilidades y nuevas maneras de vivir en medio de la sobreestimulación y la inmediatez. Con Cloud Dancer, Pantone responde a una necesidad de descanso visual y desconexión que permita rejuvenecer emocional, física y mentalmente. Es un respiro gentil y calmado que ilumina y despeja el camino. “En este momento de transformación, en el que estamos reimaginando nuestro futuro y nuestro lugar en el mundo, Pantone Cloud Dancer es un matiz de blanco discreto que ofrece una promesa de claridad”, afirma Latrice Eiseman, directora ejecutiva del Pantone Color Institute.
Se trata de una posibilidad de escapar de la realidad a través de una reflexión silenciosa dentro de un espacio más tranquilo, sin distracciones, donde abunda la serenidad y el vivir liviano. Este tipo de escape hacia un lugar “en blanco” puede resonar en muchos consumidores. Pero surge la pregunta: ¿dialogará también con la comunidad latina?
La cultura latina siempre ha sido reconocida por ser una fiesta visual, abundante en colores, tradiciones y sonidos, profundamente marcada por la vitalidad, la memoria afectiva y la convivencia entre tradición y contemporaneidad. En este contexto, el color es un lenguaje esencial para narrarse. Más que un recurso estético, en Latinoamérica el color es un archivo vivo que expresa la vida cotidiana. Por ello, es comprensible el temor que algunas voces latinas han expresado frente a la decisión de Pantone.
Como consecuencia de tendencias propagadas por redes sociales como Instagram o TikTok, se ha instaurado la creencia de que el blanco es sinónimo exclusivo de minimalismo y sofisticación. Sin embargo, el blanco ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad y ha sido utilizado como fuente de expresión cargada de múltiples significados simbólicos. Ha representado pureza, divinidad, duelo, renacimiento, paz, poder, sanación y ritualidad. Aparece en ceremonias religiosas, prácticas espirituales afro e indígenas, celebraciones comunitarias y gestos de renovación y agradecimiento.
Para una región que vive rodeada de color, el blanco no es ausencia, sino un espacio lleno de memoria, un aliado simbólico que dialoga con la identidad y no un tono ajeno.
Esta lectura coincide con lo que señala Laurie Pressman, vicepresidenta del Pantone Color Institute: “Como un matiz blanco etéreo, Cloud Dancer ejemplifica nuestra búsqueda de equilibrio entre nuestro futuro digital y nuestra necesidad primordial de conexión humana”.
Al integrar estas perspectivas, se abre una nueva mirada sobre lo que Pantone propone con este color. Incluir Cloud Dancer permite desmontar los sinónimos instaurados alrededor del blanco y volver a vincularlo con su carga simbólica y su conexión histórica con el ser humano.
Cloud Dancer en distintos contextos culturales
Cloud Dancer ya ha comenzado a manifestarse en distintos escenarios culturales. Un ejemplo es LUX, el nuevo álbum de la cantante española Rosalía, cuya portada está dominada por este tono blanco. Lejos del minimalismo, la estética, los sonidos y la producción cargan múltiples mensajes y símbolos que llenan el blanco de significado.
En Colombia, el diseñador Humberto Cubides, con su marca Cubel, presentó la colección Entretejidos, donde las piezas representan una conversación entre la tierra, los rituales regionales y las creencias de nuestros orígenes. La fuerte presencia del blanco simboliza un retorno a la conexión ancestral.
La elección de Cloud Dancer amplía la conversación sobre el color y obliga a mirar más allá de las lecturas rápidas propias de las redes o la moda inmediata. Este blanco, lejos de ser solo un gesto minimalista, reactiva una discusión profunda sobre cómo los colores cargan historias, tensiones y significados que atraviesan culturas.
Cloud Dancer recuerda que el color nunca es solo estética: es memoria, contexto y proyección. En un momento global de sobresaturación, este blanco funciona como un espacio para reordenar la mirada y preguntarnos qué queremos seguir viendo y cómo queremos contarnos. Más que definir una tendencia, Cloud Dancer invita a pensar el color como una herramienta crítica para comprender el presente.