Bogotá vivió el sábado 13 de diciembre una noche de puro reguetón con el concierto de J Balvin en el estadio El Campín. El artista paisa le regaló a la capital un espectáculo de más de cinco horas, concebido como una celebración colectiva de la música urbana, que tuvo como invitado especial al cantante británico Ed Sheeran. Lea: J Balvin en Bogotá: los mejores momentos del concierto y sus 17 invitados
Sobre la tarima, Balvin mostró la diversidad cultural del país y su propio recorrido artístico en un show marcado por decenas de invitados y un amplio despliegue visual. “Bogotá se siente como estar en toda Colombia, porque nos acoge a todos”, dijo al inicio del concierto, al subrayar el espíritu de la noche: “Este no es un concierto para mi ego ni para sentirme un rey, es para ustedes”.
A lo largo del espectáculo, el artista recorrió el escenario hexagonal en cada canción, interpretando fragmentos de temas como Con altura y Qué pretendes, mientras conectaba con distintas zonas del público, que no dejaba de maravillarse por lo que ocurría ante sus ojos.

La aparición de Dragón y Caballero en el concierto de J Balvin
La velada en Bogotá reunió a músicos de distintas regiones del país. Desde Cartagena llegaron Dragón y Caballero; desde Santa Marta, Blindaje 10; y desde Medellín, Reykon, a quien Balvin dedicó palabras especialmente emotivas al destacar su disciplina y trayectoria.
Dragón y Caballero es un dúo cartagenero que continúa consolidando su propuesta musical. Orgullosos de sus raíces y con una herencia sonora profundamente ligada al Caribe, son considerados pioneros del tropiurbano en Colombia. Sus canciones beben de múltiples vertientes musicales de la región, por lo que encasillarlos únicamente dentro del reguetón resulta impreciso.
Temas como Fruta prohibida y El reloj no solo marcaron a una generación, sino que fueron coreados por decenas de asistentes durante el concierto del reguetonero paisa, en uno de los momentos más celebrados de la noche.
El inicio no fue fácil, empezaron por partir de su tierra, apostarle a una capital donde hay mucha gente con la música a cuestas esperando una oportunidad. El presente es largo, porque con su éxito arrastró un futuro próximo que se avecina.

