En una pequeña sala de ensayo en Cartagena, nació, como obra del destino, una de las propuestas más singulares de la música afrocaribe actual: Los que Somos, una banda de once integrantes que fusiona ritmos africanos, lenguas creole del Caribe, armonías tradicionales y las memorias sonoras de una ciudad marcada por los picos, la migración y la historia popular.
El proyecto comenzó hace apenas tres años cuando Alfonso “El Lobo”, creador del grupo, se reencontró con su viejo amigo, el baterista Andrés Castro, a quien no veía desde hacía más de dos décadas. Andrés, músico empírico nacido en Cartagena, cargaba sobre los hombros más de cuarenta años de tarima: desde sus inicios a los diez años en grupos vallenatos como Ángel Vásquez, Los Corales y Los Hermanos Meriño, hasta su paso por orquestas de salsa como Los Chicos Malos, Combo Sigal, Michi Sarmiento o Nando Pérez. Había tocado en Son Palenque, en orquestas tradicionales, en agrupaciones bailables y en proyectos alternativos. Su vida era una bitácora de orquestas, amigos, carreteras y noches de ensayo. El reencuentro fue casual e inesperado, pero reactivó una idea que había dormido en ambos durante años: crear un proyecto musical que retomara los sonidos que marcaron su infancia en las calles alrededor del Castillo de San Felipe.
“Todo hombre es su infancia”, recuerda Alfonso citando a Freud. Y justamente de ahí nace el concepto del grupo. Su memoria está anclada a un recuerdo: el sonido que escapaba desde el antiguo Club Libertad, donde los picos hacían vibrar el barrio San Antonio. “Era un bum-bum-bum que me levantaba del piso. Yo no entendía la lengua, pero sentía que volaba”, dice. Ese impacto se convirtió en brújula y fue labrando el camino para dar un lugar a esas lenguas, esos ritmos y esas tradiciones que desde el primer día supo que serían su vocación.
En los primeros meses, la banda fue literalmente un dúo: Andrés con su batería y Alfonso con su guitarra y voz en creole. “Nosotros mismos decíamos: ‘Joder, esto suena sabroso’”, recuerdan entre risas. De allí comenzó una búsqueda casi épica para encontrar músicos que compartieran la misma obsesión: volver a la raíz africana y caribe, sin concesiones comerciales.
El camino de ‘Los que somos’ para buscar su equipo
El camino no fue sencillo. Hubo puertas cerradas, músicos que no encajaban, otros que ya no vivían en el país e incluso algunos que habían fallecido. Pero a esa travesía se sumó un personaje clave: Edwar Arena, músico venezolano de más de 50 años de trayectoria, formado en el Sistema de Orquestas de su país, bajista, guitarrista y director musical. Criado en una familia artística, con experiencia en jazz, rock, salsa, bossa nova, música africana y caribeña, y además técnico de sonido en varias naciones, Edwar se convirtió en el cerebro afinado que ordenaba el caos creativo.
A ese núcleo se sumaron piezas fundamentales. Uno de los primeros fue Moisés Orozco, fundador del grupo Afro Batata desde 1977 y exintegrante de Son Palenque y Anne Zwin. Moisés cargaba la memoria viva del Caribe profundo: LP grabados, historias de estudio y décadas de tradición palenquera. Su presencia reforzó la raíz africana del proyecto.
También llegaron músicos jóvenes y versátiles como Feiber Guzmán, guitarrista líder, nacido en Mompox y formado de manera autodidacta. Pasó de serenatas vallenatas a fusiones de rock, folk y música africana, convirtiéndose en una de las manos virtuosas que sostienen la sonoridad eléctrica del grupo.
La banda fue creciendo como un territorio mestizo. Apareció Roko (José Mendoza), artista cartagenero multifacético, compositor y cantante, cuya sensibilidad urbana dialoga con la tradición afrocaribe. Su formación en Bellas Artes y su experiencia en composición le dieron al proyecto una voz contemporánea.
Luego se integró Jean Carlos Barrios, músico de fusión afrocaribeña, reggae y sonidos modernos. Con su guitarra y su voz aporta una estética espiritual, libre y profundamente caribeña, capaz de conectar la herencia de la isla con la canción urbana.
En la percusión, la banda encontró una columna vertebral en Etilso Salgado, formador, coreógrafo e investigador cultural, nieto de Estebana Simarra, una de las cantadoras más respetadas de Palenque. Ha enseñado tradición palenquera en Londres, Río de Janeiro, Francia y Bogotá, y ha trabajado con agrupaciones fundamentales como Alegres Ambulancias y Sexteto Bareque. Su memoria corporal y rítmica ancla la propuesta en un territorio ancestral.
A él se sumó Casimiro Valdez Herrera (Kassiva el Africano), quien inició como bailarín en Son Palenque y luego evolucionó a cantante y líder de proyectos propios como The Naylanga Sistem. Con cerca de 40 años de carrera, y más de 70 canciones grabadas, Kassiva encarna esa mezcla entre performance, canto y energía africana que define al grupo.
La herencia palenquera también llegó con fuerza a través de Tomás Valdés, nacido en San Basilio. Su trayectoria es internacional: Marruecos, China, Senegal, República del Congo, Bélgica, Países Bajos. Creció bajo la tutela de su padre, Cecilio Valdés Simanca “Ataole”, y pasó por agrupaciones de culto como Sexteto Tabalá, Son Palenque y Mayombé. Su voz y su tambor agregaron una densidad histórica difícil de encontrar.
Con el tiempo llegaron las dos integrantes más jóvenes y consentidas del grupo. María Teresa Polo, estudiante de Lingüística y Literatura, quien entró casi por accidente tras aprenderse unos coros en una noche, terminó convertida en la soprano del proyecto. Su capacidad para interpretar fonéticamente lenguas de Martinica, Guadalupe y el corredor afrocaribeño la hizo una pieza central. Su experiencia en bandas locales, teatro y creación artística abrió nuevas posibilidades sonoras.
Luego entró Diana Guardo, pianista y maestra, egresada de Bellas Artes, quien fue pionera en incorporar el piano a la champeta en el Festival de Orquestas. Su energía pedagógica, su experiencia como jurado, docente y gestora cultural fortalecieron la estructura melódica de la banda.
La raíz africana como acto de memoria
Los que Somos no interpretan solo música sino que encarnan un concepto. Cantan en lenguas creole, en lengua palenquera y exploran la tradición del Caribe insular y continental. Para Alfonso y Andrés, esa es una deuda con su historia. “Esa música jala blanco, jala negro, jala a todos”, dice Andrés. “Y además te pone a pensar. La música africana tiene anticompás, se atraviesa, te reta”.
La banda también integra a varios palenqueros que cantan y conversan entre ellos en lengua propia, convirtiendo cada ensayo en un ejercicio vivo de preservación cultural. Pero llegar hasta allí no fue fácil. “Nos pusieron tranquera”, recuerdan. Ensayaban en espacios tan pequeños que parecían “una latica de sardinas”. Aun así, la gente se detenía en la calle. Turistas grababan. Cartageneros les dejaban billetes sin que ellos se dieran cuenta.
Hoy, el grupo suma tres años de trabajo constante, once integrantes, repertorios en varias lenguas y un sonido que ya empieza a cosechar reconocimiento en escenarios locales y festivales.
“Los que Somos” no es solo una banda: es un hogar creativo formado por coincidencias, migraciones, memorias, lenguas y un amor profundo por el ritmo que los marcó desde niños. Una agrupación que nació contra todo pronóstico y que hoy demuestra que, en Cartagena, el Caribe sigue latiendo en su forma más esencial, con la mezcla de la resistencia y la música que revela nuestras raíces.
