Llora el folclor, el pionero recogió todos sus motetes, Dios lo llamó.
Dios quería en el cielo un acordeonero ciego para que acompañe a Leandro Díaz y formalizarán el conjunto que en la tierra no se pudo organizar.

Creo que desde su casa al cementerio los pañuelos blancos no dejarán de ondear para despedir en silencio, llorando, al más grande acordeonero de la región.
Sí porque los cimientos del folclor arenalero se estremecen de dolor y tristeza por la partida del mas grande acordeonero de la historia.
Se nos fue un grande, Victor Ramos, el único acordeonero que supo ver los teclados y pitos de su acordeón con los ojos del alma.
Víctor Ramos, el folclor arenalero te despide llorando
La noche del miércoles 5 de noviembre es la más triste para todos los que amamos la música y los que nacimos viendo la figura seria y elegante de Víctor sacarle con sus dedos notas bonitas a su acordeón, mientras Lucho Vega, erguido, inmortalizaba con su voz la canción Fuiste Mala.
Esa canción interpretada magistralmente por Victor recorre toda la tierra traspasando el océano para ser escuchada en el viejo mundo.

Victor fue el profesor de Juan Carlos Orozco, de Warner García, Eduard Frías y también de toda esa camada de cantantes, cajeros y guacharaqueros que se agolpaban en su casa para practicar.
Victor no veía, pero olfateaba la presencia de cada uno de sus muchachos. Era un ser único, amable, mamador de gallo y puntual. El nació para tocar su acordeón. Creo que él y el acordeón se amaban.
Su partida deja un dolor profundo en la pluma de Lucho, Iván, Warner, Francisco, Olimpo, José Barrios y en las voces de Jaider, Checha, Yoel, Pellito, Orlandito, Piquiriqui, Andrés y su hermana Arleth y tantos otros artistas como Roger, Ado y sus hermanos Indelson y El Billón, que siempre lo acompañaron en sus presentaciones.
En el cielo Victor ya recibió el abrazo rompe costillas del Negro Cueto, Joaco Torres, de mi hermano el Chicho Frías, del versado Rodolfo Ramos, del Chichi Navarro, de Gricelio, quienes hicieron parte de ese conjunto que enamoró a Arenal.
Tenía 85 años (nació el 25 de diciembre de 1939). Por cosas de la vida, muy joven perdió la vista, pero encontró en el acordeón su novia amada, el mejor elixir para ver la vida en forma diferente.
Víctor tuvo tres hijos, un varón -está en España- y dos hembras.
Se fue un grande del folclor, Arenal te recordará por siempre.
Adiós maestro...

