La noche del 17 de octubre de 2025, durante el Preludio de la Localidad 3 en el campo de sóftbol de Blas de Lezo, un artista de 24 años desató la euforia del público con su talento, su energía y su estilo inconfundible. Héctor Nazza, el “pelao de Fredonia”, fue ovacionado y coreado por cientos de asistentes, en una escena que bien podría describirse como el sueño cumplido de cualquier joven que busca abrirse paso en una industria musical tan impredecible como competitiva.
Héctor Alfonso Aguilar Salcedo nació el 10 de abril de 2001 entre las calles de Fredonia, barrio que colinda con Olaya Herrera, en medio de una humildad que nunca limitó sus sueños. En diálogo con Viernes, recuerda que, cuando era niño, le apasionaban tanto el deporte como la música folclórica.
“Tocaba mucho tambor en el colegio y hacía presentaciones. Si bien me crié en un barrio vulnerable, crecí en una familia muy humilde, gente de buen corazón”, expresa.
El joven que hoy se consolida como uno de los artistas cartageneros de afrobeat con mayor proyección nacional e internacional cuenta que la música lo conquistó desde muy temprano. “Empecé a hacer música desde que me rebelé. Tenía unos 14 años y decidí dejar los estudios para dedicarme de lleno a la música. Mi mamá se opuso, era muy estricta con esa decisión, pero yo quería correr, ser libre, ¿me entiendes? No me gustaba estudiar porque no me veía ahí. Siempre quería estar en cosas de música o haciendo deporte. Yo era inteligente, pero muy desordenado”, confiesa.
Desde ese momento comenzó a abrirse paso en pequeños escenarios. Tenía apenas 14 años y, aunque sentía pena al presentarse frente al público en los toques de picós, también estaba convencido de que el escenario era su lugar seguro, su destino.
“Le dije a un amigo mío, Freddey -a quien considero un hermano de la calle-, que él hacía música para los picós, que me pusiera un nombre porque yo también quería ser cantante. Así empecé a rodearme de gente que quería hacer música. Sabía que no tenía dinero para pagar una producción, pero podía apoyarme en estas personas”, recuerda.
“Luego me hice amigo de J Brown, él es de Antioquia pero se crió aquí, y me abrió las puertas de su casa y de su estudio. Desde entonces nos hicimos hermanos y empezamos a hacer música. Al principio era un pasatiempo, pero con el tiempo fui aprendiendo más del medio. Así fue como llegué a los oídos de Criss & Ronny, DJ Dever, Luister, Zaider y Lil Silvio, grandes referentes de la música urbana en la ciudad. Logré mostrar mi talento y me sacrifiqué muchas veces para que me conocieran”, relata.

Así nació Héctor Nazza, el artista
Su talento, carisma y energía no pasaban desapercibidos, y Héctor sintió que era momento de identificarse con un nombre artístico. Recuerda que ya comenzaba a ganar popularidad en los famosos “parches” que se realizaban en el CAI de Fredonia.
“En el barrio unos amigos tenían un picó -hoy le dicen máquina- que se llamaba Show Musical, a cargo de DJ Rubén. Yo lo conocía desde muy pequeño y, en ese momento, le dije a mi amigo Freddey que me pusiera un nombre. Por esos días andaba mucho con un hermano de Mr. Black, que se llama Lewis. Él tenía un grupo llamado Los Nazza. Empecé a moverme con Lewis para arriba y para abajo, y la gente empezó a decirme Héctor Nazza. Cuando le pedí a Freddey que me pusiera un nombre, como todo el mundo ya me conocía así, me bautizó como Héctor Nazza, el pequeño repelente. Aunque en algún momento quise cambiarlo, entendí que ese era mi nombre artístico”.

El denominado “niño consentido de Cartagena” reflexiona sobre lo que lo inspira a componer: “Hay muchos factores que me inspiran: la energía, el lugar, la vida misma. No todas mis canciones reflejan algo que yo esté viviendo; a veces son pensamientos o ideas. La música son vibraciones, es algo que no sé explicar muy bien, pero siempre necesito buena armonía cuando voy a grabar”.

Uno de sus sencillos más populares es “Gracias”, una dedicatoria a Dios que los jóvenes de Cartagena de Indias corean con euforia, casi como si fuera un himno.
“Gracias nació después de un proceso lleno de pruebas y situaciones que me marcaron. Perdí a mi abuelo, una de las personas que más me apoyaba, y caí en depresión. Entonces hice una promesa: tenía que crear algo diferente, algo que fuera más allá de una rumba, una canción que pudieran escuchar personas de todas las edades. En Gracias no solo le agradezco a Dios, también al público que ha estado conmigo desde mis inicios y sigue ahí, apoyando mi música”.
Hoy, Héctor Nazza se alista para seguir conquistando con su talento no solo a la ciudad que lo vio nacer, sino a todo el país. Confiesa ser fanático de Joe Arroyo, a quien admira por su estilo bohemio, y sueña con grabar junto al cantante nigeriano Burna Boy, ícono mundial del afrobeat y su artista favorito, a quien incluso lleva tatuado en la piel.
En Gracias no solo le agradezco a Dios, también al público que ha estado conmigo desde mis inicios y sigue ahí, apoyando mi música”.
Héctor Nazza
Héctor Nazza en las Fiestas de Independencia 2025
En las Fiestas de Independencia 2025, Héctor Nazza se prepara para una nueva presentación en la Plaza de la Aduana, este 11 de noviembre.

