Robbie Williams, una de las voces más icónicas del pop británico y exintegrante de Take That, ha construido una carrera marcada por el carisma, el humor y la energía arrolladora en los escenarios. Sin embargo, detrás de esa imagen luminosa, el cantante de 51 años ha librado una batalla silenciosa contra distintos problemas de salud mental que ahora salen a la luz con un nuevo diagnóstico que lo ha dejado profundamente inquieto.
En una charla para el pódcast I’m ADHD! No You’re Not (¡Soy TDAH! ¡No, no lo eres!), el intérprete de “Angels” reveló que recientemente fue diagnosticado con síndrome de Tourette, un trastorno neurológico que provoca tics involuntarios.
A diferencia de los casos más comunes, en Williams la enfermedad no se manifiesta de manera visible, sino a través de pensamientos intrusivos, un tipo de “Tourette interno” que condiciona su vida cotidiana.
“Descubrí que tengo Tourette, pero no se manifiesta externamente. Son pensamientos intrusivos que ocurren dentro de mí”, explicó. Lea: El cantante Robbie Williams expondrá sus obras en el Moco Museum de Barcelona
Robbie Williams sufre de Síndrome de Tourette
El artista reconoció que estos episodios se intensifican cuando está de gira y debe enfrentarse al público. Aunque desde fuera pueda parecer que disfruta del contacto con sus seguidores, Williams confesó que la experiencia muchas veces lo desborda.
“La gente cree que debería entusiasmarme, pero en realidad estoy aterrorizado”, dijo, al admitir que en más de una ocasión ha tenido que usar una “máscara” para ocultar su vulnerabilidad.
Este no es el primer acercamiento del cantante a la salud mental. Williams ha recibido a lo largo de los años tres diagnósticos de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), el primero en 2006, que lo llevó a iniciar un tratamiento con medicación. Sin embargo, ese proceso derivó en abuso de fármacos, algo que él mismo ha confesado en entrevistas pasadas.
En 2018, en diálogo con la BBC, ya había contado que a veces le resultaba insoportable “estar dentro de su propia cabeza” y se preguntó si podía encontrarse en el espectro autista.
Posteriormente se sometió a pruebas que descartaron el diagnóstico, aunque reconoció rasgos vinculados a la ansiedad social, como la necesidad de encontrar un refugio seguro en su cama. “Cuando estoy en la cama, ese es mi lugar seguro. Cualquier lugar fuera de la cama es mi zona de incomodidad”, aseguró. Lea: Demandan a Robbie Williams y a su esposa por acoso sexual
En otras entrevistas, como en The Independent, Williams ha mencionado también la posibilidad de haber convivido con dislexia, dispraxia, trastornos de la imagen corporal, hipervigilancia, alta sensibilidad (HSP) y hasta trastorno de estrés postraumático (PTSD). Aunque no todos han sido confirmados clínicamente, sus palabras reflejan la compleja relación que mantiene con su salud mental.