María Clara Cortés Correa nació en Cartagena y hasta los 16 años vivió rodeada del calor del mar, los amigos de infancia y la familia que aún la espera cada vez que regresa.
Hoy reside en Medellín, ciudad que le abrió puertas para estudiar y crecer, pero su corazón sigue anclado a Bolívar, el departamento que representa en el Miss Universe Colombia. Para María Clara, volver a portar la banda de su tierra no es solo un honor: es un acto de amor hacia sus raíces.
“Yo no nací en una familia adinerada, ni tengo apellido, pero me he esforzado y he llegado acá con mis propios méritos. Estoy feliz de poder decir: sí se puede”, asegura con la convicción de quien ha convertido cada obstáculo en impulso.
Desde niña soñaba con coronas y pasarelas. Imaginaba ser reina y modelo, aunque a veces las inseguridades y los momentos difíciles la alejaban de esos sueños. Su primera experiencia llegó a los 17 años, en Miss Belleza Antioquia, concurso al que se presentó por sus raíces paisas al tener padres de allá. Aquella fue la chispa inicial de un camino que se interrumpió en ocasiones, pero que hoy la tiene brillando en el escenario más grande del país. “Ya había representado a Bolívar en otros certámenes, lo suspendí, pero ahora que volví me ha hecho muy feliz”, confiesa.
El regreso no fue fácil. La preparación para el Miss Universe Bolívar fue breve, intensa y exigente. “El tiempo fue muy cortito, pero me preparé con mucho cariño”, relata. Ese cariño no solo lo dirigió a su cuerpo y a las rutinas de modelaje, sino también a su mente. Aprendió que fortalecer la disciplina mental es tan importante como la física: “Así como trabajo mi cuerpo, trabajo mi mente”.
Entre retos internos y aprendizajes para ser la Miss Universe Bolívar
Su camino no ha estado libre de dudas. Reconoce que el autosabotaje ha sido su mayor adversario: esa voz que le susurra que hay mujeres más bonitas, más preparadas, y que el ridículo puede acechar en cualquier momento. Pero también sabe que cada vez que vence esos temores, algo dentro de ella se transforma en orgullo. “Vencerlos te llena de fuerza”, afirma con brillo en los ojos.
Otro de sus grandes retos ha sido la soledad física. Aunque no emocional, pues siempre ha contado con apoyo, vivir lejos de su familia la ha obligado a crecer rápido, a sostenerse sola en una industria que, admite, es difícil, demandante y muchas veces carente de respaldo.
“He sido una mujer muy sola. No sola emocional, sino físicamente, porque mi familia vive lejos. Esta industria es complicada, pero he aprendido a mantenerme firme en mis convicciones”, reflexiona.
María Clara: más que una reina de belleza
María Clara no considera que encaje en los moldes de una reina convencional. Es modelo, comunicadora social, deportista e influencer; una mujer que, como ella misma dice, ha hecho de todo un poco. Su vida se nutre de espacios de desconexión, gratitud y disciplina, que la ayudan a equilibrar la presión de las pasarelas.
En el concurso actual encuentra un eco a su propio mensaje social: derribar los estereotipos de belleza y abrazar la autenticidad. Para ella, el certamen ya no busca a la mujer “perfecta”, sino a aquella capaz de transmitir esencia, verdad y aceptación. “La mejor belleza está en eso: en transmitir tu esencia de la mejor forma, no en esa perfección extrema que la sociedad nos vendió durante años”, sentencia.
El ‘hate’, inevitable en tiempos de redes sociales, no ha sido ajeno. Pero su respuesta es clara: sabe cuánto ha trabajado para estar ahí, sabe cuánto ha luchado. Esa certeza le basta para mantenerse firme ante las críticas y para seguir construyendo un legado que inspire.
María Clara: orgullo de Bolívar
Hoy, al representar a Bolívar en el Miss Universe, María Clara se siente en casa. La banda que porta no es solo un símbolo de competencia, es una bandera de identidad. “Mi amor por mi país y por mi ciudad es infinito. Representar a Bolívar es un orgullo, un sueño, algo muy grande y también una enorme responsabilidad”, asegura.
Su carácter extrovertido y sincero se mezcla con la dulzura de quien nunca olvida de dónde viene. No teme decir que no es la típica reina de familia privilegiada ni con apellido reconocido. Al contrario, reivindica su historia como ejemplo de que el esfuerzo y la constancia son caminos válidos hacia la cima.
Con 28 años, una carrera en construcción y un mensaje potente que conecta con miles de jóvenes, María Clara Cortés se ha convertido en mucho más que una candidata a Miss Universe Colombia. Es una mujer que invita a derribar prejuicios, a trabajar en la mente tanto como en el cuerpo, y a entender que la verdadera belleza no está en la perfección, sino en la autenticidad.
En cada paso, en cada palabra y en cada sonrisa, deja claro que su mayor victoria es el poder inspirar a otros. Y lo hace desde Bolívar, desde Cartagena, desde la certeza de que los sueños, cuando se trabajan con amor y disciplina, sí se cumplen.