Carolina Cruz es una de las presentadoras de televisión más queridas de Colombia. La oriunda de Tuluá, de 46 años, deslumbra no solo con su belleza, sino también con su estilo de vida y su faceta como empresaria.
Recientemente, la madre de dos hijos habló sobre un tema que, aunque ya es conocido, siempre genera interés: su separación del actor Lincoln Palomeque, padre de sus hijos. En diálogo con Mafe García para el pódcast Charlas Divinas, Cruz aseguró que atraviesa un buen momento amoroso junto a su pareja, Jamil Farah, quien además ha logrado una excelente conexión con Matías y Salvador.
Asimismo, dejó claro que, pese a la ruptura, mantiene una buena relación con Palomeque. Incluso, confesó que no haberse casado por la iglesia pudo ser un factor determinante en la separación: “De pronto, si nos hubiéramos casado por la iglesia no habría pasado. Estaríamos fortalecidos en Dios. Esa bendición debe tener una fortaleza y un poder”. Lea: Carolina Cruz se fue en llanto en televisión nacional; este fue el motivo
Aunque ahora Carolina tiene otra relación, aclaró que Lincoln no ha puesto objeciones y que la dinámica fluye con tranquilidad: “Lincoln no pone problemas, porque yo jamás lo haría con la de él”.

Carolina Cruz y su faceta como mamá
En la misma entrevista, la presentadora del matutino Día a Día de Caracol Televisión habló de su rol como madre. Describió a sus hijos como su polo a tierra y su mayor fortaleza, en especial durante momentos difíciles, como el diagnóstico de macrocefalia de Salvador, su hijo menor, que requirió cirugía para drenar líquido acumulado en su cerebro. Lea: Carolina Cruz y Lincoln Palomeque hacen llorar al país con emotiva escena
“Él no lloraba, no se quejaba. Me dicen: toca ponerle la válvula, dejarlo descansar y después volverlo a operar (...) Otra cirugía para Salvador, de cabeza, tenía 9 mesecitos. Pero él empezó a hacer toda su función solo y no lo tuvieron que volver a operar”, relató Cruz.
También confesó que esta etapa no fue fácil de afrontar junto a Palomeque, pues afectaba no solo a Salvador sino a toda la familia. “Lo que yo siempre he querido es que mis hijos crezcan en un lugar feliz, que sean niños felices. Porque el amor se puede acabar, ¿quién dijo que no? El deseo se puede acabar, la relación se puede transformar; que el amor sea más grande que el ego”, puntualizó.