Kristin Cabot, la mujer que fue captada en plena infidelidad durante un concierto de Coldplay en Boston, volvió a ocupar titulares al solicitar oficialmente el divorcio de su esposo, Andrew Cabot, director ejecutivo de Privateer Rum.

El episodio, que se viralizó tras ser proyectado en la “kiss cam” del evento, la mostró besándose con Andy Byron, ex CEO de Astronomer, lo que desencadenó un escándalo mediático y corporativo.
Divorcio tras infidelidad en concierto de Coldplay
De acuerdo con documentos judiciales obtenidos por el Daily Mail, la demanda de divorcio fue presentada el pasado 13 de agosto en un tribunal de Portsmouth, New Hampshire. Le recomendamos leer: Coldplay: video muestra infidelidad de empresario con ejecutiva de su compañía
Sin embargo, lo que más sorprendió no fue la separación en sí, sino las duras declaraciones de Kristin contra su aún esposo. Según recogió el medio británico, lo calificó de “un ególatra obsesionado con el dinero” y aseguró que lo sucedido no era más que “karma”.
Lejos de mostrarse arrepentida, Kristin defendió lo ocurrido en el concierto y señaló que su matrimonio ya arrastraba tensiones previas. La filtración del video y el revuelo mediático, en lugar de detenerla, parecieron impulsar su decisión de poner fin a la relación.

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La repercusión no se limitó al ámbito personal. Apenas un día después de hacerse público el romance, Andy Byron fue suspendido por el consejo de Astronomer y presentó su renuncia el 19 de julio. Una semana más tarde, Kristin también dejó su cargo en la empresa familiar, cerrando así un capítulo en el que las consecuencias empresariales fueron tan fuertes como las sentimentales.
La historia se enreda aún más con los testimonios de Julia Cabot, segunda exesposa de Andrew, quien recordó que su matrimonio con él tampoco fue fácil. En declaraciones citadas por medios estadounidenses, señaló que su propio divorcio duró dos años y terminó con una millonaria compensación en bienes: una casa valorada en 1,9 millones de dólares y un automóvil de lujo. Para ella, lo que vive ahora Kristin no es más que una repetición de un patrón.
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Actualmente, los Cabot deberán resolver la división de una residencia en Rye, New Hampshire, estimada en 2,2 millones de dólares. Lo que empezó como un momento romántico proyectado en una pantalla gigante terminó convertido en un drama público que combina amor, escándalo, renuncias y batallas legales. Todo apunta a que la historia aún tiene varios capítulos por contar.

