El mundo de la moda despide a uno de sus íconos más influyentes. Giorgio Armani, conocido universalmente como el “rey de la moda italiana”, falleció este jueves en Milán a los 91 años, rodeado de su familia y de Leo Dell’Orco, su compañero durante las últimas dos décadas, según confirmó su grupo empresarial.
Con su partida, no solo se cierra una era en la alta costura, sino que también se abren interrogantes sobre el destino de su vasto imperio y su fortuna, estimada en más de 11.000 millones de dólares.
Armani, quien nunca tuvo hijos biológicos, deja tras de sí un legado creativo inigualable y un emporio consolidado bajo la firma que lleva su nombre. La falta de descendencia directa ha generado especulaciones sobre cómo se distribuirá su herencia y quién asumirá el liderazgo de la casa de moda fundada en 1975.
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La fortuna de Giorgio Armandi
Entre los nombres que suenan con más fuerza se encuentran sus dos sobrinas, ambas activamente vinculadas a la empresa. Roberta Armani, reconocida por su rol en la gestión de relaciones con celebridades y en la proyección pública de la marca, ha sido durante años una figura clave en el fortalecimiento del prestigio internacional de la firma.
Por su parte, Silvana Armani ha estado involucrada en el diseño de algunas líneas de la casa, aportando continuidad estética y respeto por la esencia creativa de su tío.
Otro de los posibles herederos es Pantaleo Dell’Orco, socio histórico de Armani, quien lo acompañó en el desarrollo y expansión de la marca desde sus inicios. Su experiencia y cercanía lo perfilan como un actor fundamental en la transición, con un papel relevante tanto en el capital como en la gestión futura de la compañía.
Asimismo, ha trascendido la posibilidad de que parte del patrimonio y del control de la empresa se destine a una fundación, con el propósito de asegurar la permanencia de los valores que caracterizaron al diseñador: independencia, elegancia atemporal y una visión empresarial ajena a los grandes conglomerados del lujo.
Giorgio Armani había manifestado en repetidas ocasiones su deseo de que la compañía se mantuviera independiente, defendiendo su identidad frente a las absorciones que han transformado la industria de la moda en las últimas décadas.
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Por ello, todo apunta a que la sucesión se diseñará bajo esa premisa, con el objetivo de preservar un legado que revolucionó la manera de vestir al mundo y que convirtió al diseñador en una leyenda viva de la elegancia italiana.