El actor español Eusebio Poncela falleció este 27 de agosto a los 79 años en El Escorial, dejando un legado imborrable en el cine, el teatro y la televisión.

Nacido en Madrid el 15 de septiembre de 1945, Poncela no solo se dedicó a la actuación: también fue pintor, productor y guionista, lo que lo convirtió en una de las figuras más polifacéticas y admiradas de la cultura española. Le recomendamos leer: Esposa de Bruce Willis habla de su salud: “Todavía tenemos momentos con él”
Su nombre quedó especialmente ligado a la filmografía de Pedro Almodóvar, con quien trabajó en títulos emblemáticos como Matador (1986) y La ley del deseo (1987).
Su salto a la fama se produjo gracias a la serie Los gozos y las sombras (1982), adaptación de la novela de Gonzalo Torrente Ballester, que lo consolidó como uno de los grandes actores de la televisión española.
Legado y camino de Eusebio Poncela
No obstante, ya había dejado huella en el cine con Arrebato (1979), de Iván Zulueta, una película de culto que marcó un hito en su trayectoria. En televisión también participó en producciones como Curro Jiménez y Las aventuras de Pepe Carvalho, basada en las novelas de Manuel Vázquez Montalbán.
Proveniente de un entorno obrero en Vallecas, Poncela vivió una infancia marcada por la posguerra y un carácter inquieto que lo llevó a fugarse de casa y ser expulsado de ocho colegios antes de cumplir los diez años. Lea también: Martín Elías Jr. sobre polémica de Dayana Jaimes: “Ya es una mujer madura”
Su familia influyó de forma decisiva en su sensibilidad artística y social: su padre, a quien describía como “un socialista culto que murió a los ochenta años ayudando a los demás”, le transmitió una mirada crítica, mientras que su hermana, escultora y directora de una escuela gratuita para personas con discapacidad intelectual, encarnaba el compromiso con el arte y la inclusión.
Desde los tres años demostró vocación actoral, que desarrolló en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD), iniciando su carrera teatral en los años sesenta. Durante la década de 1980 se consolidó como referente del cine español, con papeles intensos y arriesgados.
En La ley del deseo interpretó a Pablo, un director de cine homosexual cuya historia de amor con Antonio, encarnado por Antonio Banderas, generó una de las escenas más comentadas del cine español de la época por su audacia y explicitud.
A lo largo de su carrera trabajó con grandes directores como Carlos Saura (El Dorado), Imanol Uribe (El rey pasmado) y protagonizó títulos como El arreglo y Diario de invierno. Su obra y su compromiso con la cultura lo consagran como uno de los actores más influyentes y recordados de España.