Han pasado 20 años desde que Colombia amaneció con la noticia que marcó a toda una generación: la muerte de Kaleth Miguel Morales Troya. Tenía apenas 21 años, pero ya había revolucionado el vallenato con su voz, su autenticidad y un estilo que lo convirtió en el eterno ‘Rey de la Nueva Ola’.
A dos décadas de aquel 24 de agosto de 2005, su nombre sigue vivo en las parrandas, en las emisoras y en el corazón de miles de fanáticos que lo recuerdan con canciones como Vivo en el limbo, Ella es mi todo y Destrozaste mi alma, himnos que todavía hoy son coreados como si Kaleth no se hubiera ido. Lea también: Nace la hija de Samuel Morales: su nombre honra a Kaleth Morales
El ascenso fulminante de una promesa
Su historia es la de un joven que pasó de cantar serenatas a sus novias a llenar escenarios en tiempo récord. En el programa Expediente Final, dirigido por Diva Jessurum, se reveló un detalle que ilustra su meteórico ascenso: en 2005, contratar a Kaleth Morales costaba 25 millones de pesos, una cifra que mostraba el impacto que ya tenía en la industria musical.

Pese a su corta trayectoria, Kaleth no solo se ganó un lugar en el vallenato, sino que abrió camino a una nueva generación de artistas que encontraron en él un referente de frescura y renovación para un género profundamente tradicional. Lea también: Miguel Morales habló sobre la muerte de Kaleth: “Se fue como resentido”
Sus últimos días
Cuatro días antes de su muerte, Kaleth vivió uno de sus momentos de mayor orgullo: participar en la primera edición del Concierto Nuestra Tierra en Bogotá, un escenario que lo llenó de ilusión. Luego viajó a Cartagena para reencontrarse con su familia y recoger la camioneta en la que emprendió su último viaje.
El 23 de agosto, junto a su hermano Keyner, tomó la carretera entre Cartagena y Valledupar rumbo a Montería, donde tenía una presentación. Pero el destino cambió todo: un hueco en la vía entre Ariguaní y Plato (Magdalena) provocó el accidente que le arrebató la vida. Kaleth fue trasladado al Hospital de Bocagrande, donde falleció al día siguiente, mientras afuera decenas de seguidores rezaban por su recuperación. Lea también: Hijos de Kaleth Morales se van en contra de joven que afirma ser hijo del artista
Un legado que no muere
Hoy, dos décadas después, Kaleth Morales es recordado no solo por lo que alcanzó, sino por lo que representaba: la promesa de un vallenato moderno que no perdió la esencia romántica de sus raíces. Sus familiares, amigos y fanáticos continúan honrando su memoria con la certeza de que su voz sigue siendo inmortal.
Kaleth no está físicamente, pero su música lo mantiene presente. En cada fiesta, en cada guitarra y en cada verso vallenato, sigue vivo aquel joven que un día dijo: “No soy eterno, pero mi canto sí”.

