Con aplausos, flores, guitarras al aire y lágrimas contenidas, la ciudad de Birmingham le dio el último adiós este miércoles 30 de julio a Ozzy Osbourne (1948-2025), el inconfundible ‘Príncipe de las Tinieblas’ y uno de los íconos más grandes del rock mundial.
La despedida no fue silenciosa ni sobria: fue una procesión cargada de música, devoción y orgullo, en la que miles de fanáticos salieron a las calles para rendirle tributo al hijo más rebelde y glorioso de esta ciudad inglesa.
Desde temprano, el ambiente comenzó a llenarse de seguidores vestidos de negro, con camisetas de Black Sabbath, chaquetas de cuero y carteles que llevaban mensajes como “Gracias, Ozzy”, “Rock eterno” y “Nunca caminarás solo”. Lea: Ozzy Osbourne: esto dejó en su fortuna tras morir a los 76 años
El punto de encuentro fue el puente de Black Sabbath, una estructura que rinde homenaje a la banda que Osbourne fundó en 1968 junto a Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward, y que transformó para siempre la historia del heavy metal.
Allí se encuentra el famoso banco de la banda, convertido desde la muerte del cantante, el pasado 22 de julio, en un auténtico altar urbano donde los fanáticos han dejado velas, flores, fotografías, vinilos y objetos personales.
Ese mismo sitio fue uno de los momentos más simbólicos del cortejo fúnebre que recorrió distintos puntos emblemáticos de Birmingham.
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A la 1:00 p. m. hora local (7:00 a.m. en Colombia), el féretro de Ozzy salió en un coche fúnebre escoltado por la policía y seguido de varios vehículos con familiares, amigos cercanos y músicos.
Uno de los primeros lugares por donde pasó fue el estadio Villa Park, hogar del Aston Villa, club del que Ozzy era fiel seguidor. Justo allí, hace apenas tres semanas, se llevó a cabo el que sería su último gran show: el concierto Back to the Beginning, con el que Black Sabbath cerró su carrera acompañados por gigantes del rock como Metallica, Aerosmith, Guns N’ Roses y Anthrax. Lea: Ozzy Osbourne anticipó su muerte y se despidió con un último concierto
La procesión continuó hasta Broad Street, donde miles de personas se agolparon para aplaudir y cantar en honor a Osbourne. En un ambiente más festivo que triste, la banda local Bostin’ Brass encabezó el cortejo interpretando versiones instrumentales de clásicos de Black Sabbath como Paranoid, Iron Man y War Pigs.
Mientras el ataúd pasaba a paso lento, los fanáticos lanzaban flores y hacían el gesto de los cuernos del rock, mientras coreaban su nombre.
El punto más emotivo se vivió cuando el cortejo se detuvo frente al puente de Black Sabbath. Allí, la familia Osbourne —su esposa Sharon, sus hijos Jack, Kelly y Aimee— descendieron del vehículo para depositar flores en el banco del grupo.
Sharon, visiblemente conmovida, recibió una ovación de varios minutos junto a sus hijos, quienes agradecieron con gestos de paz y lágrimas en los ojos.
En el lugar también estuvo presente el alcalde de Birmingham, Zafar Iqbal, quien acompañó el homenaje y calificó a Osbourne como “uno de los artistas más influyentes que esta ciudad ha dado al mundo” y “una leyenda cuya música seguirá retumbando por generaciones”. Lea: Ozzy Osbourne y el día que casi mata a su esposa Sharon
Tras el recorrido público, se realizó un funeral privado en coordinación con el Ayuntamiento de Birmingham, que financió junto a la familia los actos conmemorativos. Este adiós colectivo se sintió más como una celebración que como una despedida, y ratificó que el legado de Ozzy Osbourne va mucho más allá del escenario: es un símbolo de identidad, libertad, resistencia y arte visceral.