Durante más de dos décadas, El Desafío fue un referente del entretenimiento colombiano. Cada temporada reunía a hombres y mujeres de todas las regiones para enfrentarse a pruebas físicas extremas, desafíos mentales exigentes y convivencias intensas.
Era el reality de la resistencia, la estrategia y la superación. Pero en 2025, la nueva edición —El Desafío: Siglo XXI— ha encendido la polémica: ¿acaso el programa ya no es lo que era?
Desde su primer episodio, emitido el 2 de julio por Caracol Televisión, las críticas no han parado de llover. El capítulo inicial, grabado en Tobia (Cundinamarca), mostró una narrativa que poco se relaciona con el espíritu competitivo que solía tener el programa.
Escenas prolongadas de concursantes bañándose desnudos, cámaras que siguen cada curva del cuerpo, y diálogos con insinuaciones sexuales marcaron el inicio de una temporada que parece más interesada en el espectáculo visual que en la competencia física. Lea: En video: Búfalo movió una tractomula solo con su cuello en el Desafío Siglo 2025

El Desafío 2025 y la estratégia del morbo
El cambio de tono es evidente. Aunque El Desafío siempre ha tenido una dosis de entretenimiento y dramatismo, el enfoque de 2025 ha sido calificado por muchos como una exageración de la sexualización.
Usuarios en redes sociales expresaron su incomodidad con las imágenes emitidas en horario familiar: cámaras que enfocan glúteos, pectorales, bikinis y ropa interior en cámara lenta, mientras las pruebas y el rendimiento físico pasan a un segundo plano.
Y es que el contraste con temporadas pasadas es abismal. El Desafío se ha grabado en escenarios exigentes como Panamá, República Dominicana, Marruecos, Senegal, India y Trinidad y Tobago, y siempre destacó por sus retos extremos y su capacidad de mostrar historias inspiradoras de vida.
Hoy, esas historias parecen haber sido reemplazadas por cuerpos esculpidos y estrategias de marketing.
La inclusión de modelos webcam y creadores de contenido para adultos en redes ha encendido aún más el debate. Aunque no se cuestiona su derecho a participar, sí se pone sobre la mesa que su presencia no parece responder a criterios deportivos o de superación, sino a una intención clara de reforzar un perfil físico y atractivo para las cámaras.
“Hay una decisión editorial y directiva que responde al contexto actual, donde la televisión abierta compite con plataformas digitales que capturan la atención con escándalos y estímulos visuales”, explicó Paola Hincapié, directora creativa de la agencia El Grifo y experta en narrativas televisivas.
Este tipo de casting no busca fidelizar, sino atraer desde la polémica, desde el escándalo, desde lo que genera viralidad”.
Paola Hincapié.
Para Hincapié, el fenómeno también tiene que ver con el traslado de los códigos del lenguaje digital a la pantalla de la televisión. “Nosotros no consumimos personas en las pantallas, consumimos objetos visuales. Ese es el modelo que viene de las redes: cuerpos filtrados, realidades alteradas, lenguaje hipersexualizado. Cuando ese lenguaje entra a un formato colectivo como El Desafío, se rompe la promesa editorial del producto”, afirma.
Y eso trae consecuencias. En un país como Colombia, con profundas brechas sociales y problemas de género estructurales, la normalización de este tipo de contenidos en horarios familiares puede tener efectos negativos.
“Este tipo de exposición contribuye a reforzar estereotipos, cosifica los cuerpos —sobre todo los femeninos— y naturaliza dinámicas que ya deberíamos estar superando”, concluye la experta. Lea: Conozca a los participantes de El Desafío y a los equipos que conforman
Opiniones en redes sobre el Desafío 2025
Antes, los comentarios del público giraban en torno a la dificultad de las pruebas, la inteligencia de las alianzas o la superación personal. Hoy, lo que circula en redes son clips de “duchas calientes”, declaraciones picantes y momentos íntimos que nada tienen que ver con el espíritu deportivo.
Incluso la presentadora Andrea Serna, quien ha acompañado el programa desde 2019, ha hablado en entrevistas sobre la necesidad de “innovar” en cada temporada.
Pero lo que muchos televidentes sienten es que esa innovación se ha convertido en una fórmula que prioriza el morbo sobre el contenido de calidad. “Lo que vemos no es una reinvención creativa, sino una claudicación ante el rating fácil”, se lee en uno de los múltiples comentarios en redes que reflejan el desencanto de los seguidores fieles del programa.
Aunque la edición 2025 incluye participantes de alto nivel como el medallista olímpico Anthony Zambrano o el campeón nacional de obstáculos Rata Maldonado, su presencia ha sido opacada por la narrativa dominante.
La apuesta por cuerpos atractivos, influencers virales y situaciones provocadoras ha desplazado la historia del mérito, del trabajo en equipo y del esfuerzo personal.
“El Desafío quiere conquistar a los jóvenes que consumen TikTok, pero está olvidando su verdadera audiencia. Y eso es peligroso”, advierte Hincapié. Para ella, se trata de una estrategia cortoplacista que puede generar rating, sí, pero a costa de perder coherencia y traicionar la esencia que durante años consolidó al programa como uno de los favoritos de la televisión nacional.
“No puedo ofender a mi audiencia principal. El éxito de cualquier marca o formato está en la coherencia. Y El Desafío la está perdiendo”, sentencia.
El verdadero desafío del 2025
Hoy, el mayor desafío no lo enfrentan los participantes en una playa remota. Lo enfrenta Caracol Televisión, que deberá decidir si continúa en la ruta de la espectacularización sin filtro o si logra recuperar el equilibrio entre el entretenimiento y los valores que alguna vez hicieron de El Desafío un ícono de la televisión colombiana. Lea: Desafío 2025: modelos webcam que participan esta temporada
Porque una cosa está clara: para muchos televidentes, ya no es lo mismo.