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Farándula

De Hannah Montana a Miley Cyrus: sobrevivir a ser una niña estrella

Miley Cyrus repasa su camino de sanación tras la fama infantil y se reconcilia con un pasado convulso que marcó su historia.

De Hannah Montana a Miley Cyrus: sobrevivir a ser una niña estrella

Miley Cyrus saltó a la fama internacional como Hannah Montana. //Foto: EFE.

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Es convulsa, desmedida, frenética. Artista. Vive el arte con una intensidad vertiginosa. No es reservada ni discreta; por el contrario, su presencia en cualquier espacio es estruendosa. Roba miradas desde los 13 años, cuando, bajo la identidad de una estrella pop, se hizo excesivamente famosa en Estados Unidos y el resto del mundo.

La fama le explotó a Miley Cyrus en la cara como un globo lleno de agua cuando apenas era una niña en trance hacia la adolescencia. De eso da fe la primera temporada de Hannah Montana, donde aún luce un cabello castaño claro y un halo de pureza.

Cargué con culpa y vergüenza durante años por la controversia y el malestar que causé”.

 Miley Cyrus.

Hannah se convirtió en el ícono de una época, en el sueño de millones de niñas que anhelaban tener una peluca rubia que las convirtiera en alguien más. Era la ilusión de ser dos personas a la vez: una vida secreta donde hubiese espacio para luces, escenarios y cámaras.

Pero fue precisamente ese universo, creado por y para Hannah Montana, el que casi acaba con la vida de Miley Cyrus. La absorbió tanto que, cuando terminó la grabación de la serie, la joven artista quedó atrapada en un limbo: entre ser Hannah y no saber quién era en realidad. Lea también: Disney impidió a Miley Cyrus interpretar canciones de Hannah Montana

Miley Cyrus saltó a la fama internacional como Hannah Montana. //Foto: EFE.
Miley Cyrus saltó a la fama internacional como Hannah Montana. //Foto: EFE.

Es ahí cuando reaparece, desnuda sobre una bola de demolición en el videoclip de Wrecking Ball (2013), la canción con la que puso fin a la era Disney y presentó al mundo a una Miley sensual y violenta.

En su primera entrevista para Vogue británica en 2023, Miley recordó el peso de aquellos años en los que su búsqueda de identidad artística la puso en el centro de un huracán hambriento y feroz.

Pero fue precisamente ese universo, creado por y para Hannah Montana, el que casi acaba con la vida de Miley Cyrus.

“Cargué con culpa y vergüenza durante años por la controversia y el malestar que causé”, dice. Y continúa: “Ahora que soy adulta, me doy cuenta de la severidad con la que me juzgaron. De niña, los adultos me juzgaron con dureza, y ahora, de adulta, me doy cuenta de que jamás juzgaría con severidad a un niño”. Lea también: El tatuaje de Miley Cyrus que podría traerle problemas legales: “Intento taparlo”

Tenía apenas 20 años y una vida bastante agitada, por no decir desagradable. Si sus hormonas le jugaban una mala pasada y su rostro se brotaba, los titulares no se lo perdonaban. Durante meses, circularon imágenes de su trasero junto a la foto de un pollo crudo, comparando forma y color con el cuerpo de la joven artista.

Hay algo hermoso en todo esto

Miley Cyrus tiene ahora 33 años. Ha recorrido lo suficiente como para saber qué le funciona y qué no.

“No quiero abandonar situaciones que me hacen sentir incómoda, porque eso es la vida. Tenemos que sentirnos cómodos estando incómodos. Pero también soy madre de mí misma. Me materno”, dijo recientemente en conversación con The New York Times.

Miley Cyrus dio vida a Hannah Montana con apenas 13 años. //Foto: cortesía.
Miley Cyrus dio vida a Hannah Montana con apenas 13 años. //Foto: cortesía.

“Me materno”. Una gran frase. Pienso un rato y llego, quizás de forma superficial, a la conclusión de que habla de amor propio, ese mismo que se desbordaba en cada palabra de Flowers, el éxito que le valió su primer Grammy en 2024.

Tenía apenas 20 años y una vida bastante agitada, por no decir desagradable.

“Así que creo que con los Grammy superé a Disney, superé al personaje. Y luego, cuando dejé atrás el personaje, muy atrás, avancé muchos pasos realmente rápido, y no creo que todo el mundo pudiera seguirme el ritmo”, dijo.

Something Beautiful -algo hermoso, en español- es el nombre de su noveno álbum, donde explora el concepto de belleza a través de lo que no siempre lo es: la muerte, la rabia... Esa rabia que, según ella, es hermosa “porque te hace saber que estás vivo”. Lea también: Miley Cyrus en problemas: demanda por plagio de ‘Flowers’ sigue en pie

Repararse de a poco

Para Miley, la clave secreta de una buena vida es fingir. Es actriz y lo sabe. Pero al hablar de fingir, se refiere más bien a adoptar una realidad que aún no existe, pero que, con el tiempo, puede construirse. “Es un poco finge hasta que lo logras”, dice.

Acude a terapia desde los 17 años. Actualmente recurre a la Terapia de Desensibilización y Reprocesamiento por Movimiento Ocular (EMDR, por sus siglas en inglés), una técnica para procesar traumas a través de estímulos bilaterales, como movimientos o golpecitos. Este método activa el procesamiento cerebral para “reprocesar o digerir el recuerdo y hacerlo menos intenso”, explica la psicoterapeuta Sanja Oakley a Vogue.

Pero creo que lo que tenía, ese ‘quiero tanto que me quieran’, no era mío, era de mi madre".

 Miley Cyrus.

Gracias a ese proceso, Miley ha podido verse en distintas etapas de su vida, como si viajara en un tren que atraviesa diferentes estaciones. Vio a su madre, quien fue dada en adopción a su abuela. Estuvo presente -espiritualmente- en ese primer rechazo que las marcó a ambas con una necesidad desesperada de afecto y aprobación.

“Pero creo que lo que tenía, ese ‘quiero tanto que me quieran’, no era mío, era de mi madre. Me dolía que ella lo llevara, así que yo lo he llevado por ella”, confiesa.

Miley Cyrus es una sobreviviente de Disney. Sobrevivió a la fama precoz, a la adultez prematura. Sobrevivió a Hollywood y a su exposición brutal, a los medios de comunicación, a las redes sociales. No odia a la industria: la conoce desde que nació. “Cuando firmo un contrato, están comprando discos que desean vender, así que entiendo que me estoy disponiendo para convertirme en mercancía”, explica.

Cuando ve a las nuevas estrellas de Disney, se preocupa por su salud mental y física. Conoce el desgaste. “Me encontré con Sabrina Carpenter un par de veces, y cada vez que la veo tengo el impulso de preguntarle si está bien”, menciona.

Hoy Miley vive con menos culpa, menos vergüenza. Ha hecho las paces con la mujer que fue, la que es y la que será. “Me gusta la gente que se ha encontrado a sí misma, porque creo que yo aún no me he entendido del todo”, dice en tono jocoso, con un sentido del humor que se agudiza con los años.

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