Martín Elías Díaz Acosta fue más que el hijo de Diomedes Díaz. Con su música se convirtió en uno de los artistas más importantes de la Nueva Ola del vallenato y, tras su temprana y trágica muerte, es hoy una leyenda para sus seguidores.
Con su energía arrolladora y su talento musical, Martín dejó un legado en la industria con éxitos como 10 razones para amarte y Ábrete. Lea: Rafael Santos revela detalles de Diomedes Díaz: “Mi papá no fue un santo”
Su muerte, ocurrida en 2017 a los 26 años en un accidente de tránsito, dejó una profunda tristeza entre sus familiares y fanáticos. Su partida fue una tragedia para la música colombiana y el folclor vallenato.
Rafael Santos, primogénito del matrimonio entre Diomedes Díaz y Patricia Acosta, concedió una entrevista para El Mundo de Aco, publicada la noche del jueves 22 de mayo en YouTube. Durante la conversación con Aco Pérez, habló sobre los inicios de su hermano Martín Elías en la música. Lea: Las mentiras de Martín Elías para conquistar a Caya Varón salen a la luz

Martín Elías soñó ser como su hermano y se convirtió en leyenda del vallenato
“En Martín no creían sino yo. Yo, porque ni mi mamá. Yo creí en Martín porque él me decía: ‘Santos, yo quiero ser como tú’. Al no ver la figura paternal de papá en la casa, la vio en mí”, comentó el también cantante.

Santos, debido a que su padre viajaba constantemente y estaba separado de su madre, asumió una figura paterna para sus hermanos Luis Mariano, Diomedes de Jesús y Martín Elías. No obstante, aseguró que su padre siempre estuvo presente y nunca faltó el amor que les profesaba en tarima. Lea: Así logró Silvestre Dangond su primer millón gracias al hijo de Diomedes
Así se lo manifestó Martín Elías en un concierto en Valledupar: “Santos, tú eres mi papá. A Santos yo lo conozco porque aquí en Valledupar, el folclor es uno solo”.

Por otra parte, Rafael Santos reveló que fue uno de los primeros maestros musicales de su hermano: “Entonces él me decía: ‘Yo no quiero ser como mi papá, yo quiero ser como tú’. Yo le decía: ‘Vamos a ensayar’. Desde los 8 añitos, todos esos conocimientos se los transmití a Martín, en ejercicios. Lo enseñé a componer, lo enseñé a versear, lo enseñé a cantar. Cuando le llegó Elver Díaz a la familia, mi tío, ya Martín estaba afilado. Elver lo que hizo fue ponerlo a grabar y ahí se dio cuenta de que el muchacho estaba bien”.
“Mi mamá era la que cobraba los bailes: 100 mil pesos por la presentación de Martín en la familia de Diomedes. Y le dijo mi mamá a Elver: ‘Eso está muy barato’, y le subió 50 mil pesos. Eso ayudó a que Martín desarrollara ese artista que tenía dentro, que todos sabíamos que lo tenía, pero era cuestión de darle tiempo para que se fuera desarrollando”, concluyó.