La muerte de María del Pilar Zea Cobo, conocida como La Reina y suegra del cantante Pipe Calderón, destapó una trama criminal marcada por venganzas, traiciones y nexos con figuras históricas del narcotráfico en Colombia. La mujer, de 60 años, fue asesinada el pasado 8 de mayo en Medellín en circunstancias que apuntan a un ajuste de cuentas relacionado con su presunta colaboración con la DEA.
Las autoridades investigan si detrás del crimen está la mano de Juan Carlos Ramírez Abadía, alias Chupeta, excapo del cartel del Norte del Valle, recientemente liberado tras cumplir una parte de su condena en Estados Unidos. Lea: Asesinaron a la suegra del cantante Pipe Calderón en Medellín
“Existe en el país un ambiente de temor y zozobra en las organizaciones dedicadas al tráfico de drogas después de conocer la salida de la cárcel de Juan Carlos Ramírez Abadía”, aseguraron fuentes consultadas por SEMANA.
Una cita que terminó en tragedia
Semana mencionó que el jueves en la noche, cuando el costoso reloj Cartier que llevaba en la muñeca marcaba las 7:00 p. m., Zea recibió una llamada: debía asistir de inmediato a una reunión urgente sobre “negocios” en el Mall del Este, en Medellín. Sin dudarlo, salió de su apartamento en El Poblado junto a su pareja, el DJ y caballista John Fredy Toro Hincapié.
En el parqueadero del centro comercial, fue abordada por un hombre identificado como el Chino Arias, quien llegó en un vehículo gris. Zea le pidió a Toro que le comprara algo de tomar mientras atendía el encuentro. Cuando este regresó 10 minutos después, la escena era escalofriante: María del Pilar estaba muerta en la parte trasera de la camioneta, asfixiada con una bolsa. El agresor había huido sin dejar rastro.
Aunque Toro intentó llevarla a la Clínica El Rosario, los médicos confirmaron su deceso pasada la medianoche. Las cámaras de seguridad captaron al Chino Arias saliendo con calma del lugar tras cometer el crimen.
Las sospechas que apuntan al regreso de Chupeta
María del Pilar Zea habría tenido vínculos con Chupeta desde antes de su captura en 2007 en Brasil. Según los investigadores, fue una de sus personas de confianza y, de hecho, lo habría visitado mientras se escondía en ese país tras someterse a múltiples cirugías para cambiar su rostro, mencionó Semana.
El rumor que la señala como informante de la DEA cobró fuerza durante años en los círculos del narcotráfico. Las autoridades sospechan que ella habría entregado información a Estados Unidos que facilitó la captura del capo. Con la liberación de Chupeta en noviembre de 2024, en medio de un acuerdo de cooperación judicial, habrían empezado las retaliaciones.
Las fuentes señalan que “tiene una lista de personas con las que buscaría saldar cuentas”, y La Reina estaría en esa lista.
La caída del imperio de una mujer poderosa
María del Pilar Zea era conocida por su vida de lujos y su influencia en los negocios. Había organizado una fastuosa boda para su hija, María Paula Trujillo, con el cantante Pipe Calderón, evento que, según fuentes, habría costado cerca de 200.000 dólares y fue cubierto en su totalidad por ella. La celebración fue incluso transmitida en un programa de entretenimiento nacional. Le puede interesar: La principal hipótesis del asesinato de María Zea, suegra de reguetonero
Semana informó que días antes del asesinato, su hija había publicado una galería de más de 30 fotos en Instagram con el mensaje: “El día más feliz de mi vida”. Tras el crimen, tanto ella como Calderón borraron todo rastro del evento en redes sociales. También desaparecieron las imágenes que mostraban los viajes, los relojes de alta gama y el estilo de vida de Zea.
Además de su nombre en los registros judiciales por constreñimiento ilegal y amenazas, ahora se suma una investigación por su muerte que apunta a un ajuste de cuentas vinculado a la pérdida de cargamentos y una deuda cercana a los 10 millones de dólares.
Según fuentes del caso, la reunión en la camioneta fue tensa. El Chino Arias le habría recriminado el incumplimiento de compromisos. La muerte de Zea sería, entonces, un mensaje: ningún pacto se rompe sin consecuencias en las entrañas del narcotráfico.