Desde que tiene memoria, la vida de Carolina Giraldo ha estado rodeada de música. Los escenarios, los micrófonos y las presentaciones del colegio eran su mundo: espacios donde alimentaba el sueño de convertirse, algún día, en una artista tan grande como su adorada Selena Quintanilla. Ese anhelo nació el día en que su papá la llevó al cine a ver la película sobre la vida de la icónica cantante mexicana, a quien empezó a idolatrar desde entonces.

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El UniversalEsos destellos de su infancia y sus momentos más íntimos los conocemos gracias al documental Mañana fue muy bonito, estrenado en la madrugada del 8 de mayo. La cinta sigue de cerca a la artista durante su primera gira de estadios, una hazaña que la convirtió en la primera mujer latina en llenar los recintos más grandes del mundo.
Carolina Giraldo no solo se metió en una industria dominada por hombres sino que la transformó con su estética, su sensibilidad y su voz femenina.
Durante casi dos horas, el documental de Netflix nos permite conocer más a Carolina Giraldo que a Karol G. Vemos a la mujer que llora, que se frustra, que rara vez está conforme con lo que hace porque siente que nunca es suficiente. Ese perfeccionismo la acompaña desde niña, cuando todas las puertas parecían cerrarse salvo las de papá y mamá, quienes hacen las veces de asesores, managers, psicólogos y equipo de batalla; la contienen, ya sea devastada o electrizada por la emoción de cada show. Lea también: Karol G lanzó ‘Milagros’ nueva canción oficial de su documental con Netflix
Antes de salir al escenario, Karol supervisa cada detalle del espectáculo. Con megáfono en mano, se asegura de que las luces, las pantallas, las bailarinas, la pirotecnia y todo el montaje estén tal como lo soñó. Sube donde tenga que subir y ajusta lo que sea necesario ajustar.
Pero detrás de esa figura segura, brillante y poderosa que se adueña del escenario con el más antioqueño acento “Oh my God, this is so amazing”, está la Carolina que llora cuando se filtra una canción, que siente que no está a la altura o que simplemente cree que no va a poder más. Ahí es cuando el amor la sostiene. No solo el de su familia, sino también el de quienes ha elegido para compartir la vida. En Salomón Villada, a quien el mundo conoce como Feid, encontró un refugio. Sin darse cuenta, ya estaba escribiendo canciones de amor tras salir de una relación donde se sentía ahogada y donde no podía ser ella misma. Con él ha construido una relación basada en el respeto, desintoxicándose de un pasado que durante mucho tiempo la perturbó. Lea también: ¿Dónde y cómo ver el documental sobre Karol G? Ya está disponible
¡Qué chimba!
Carolina se siente orgullosa de no haberse rendido jamás. Ni siquiera cuando, a los 16 años, tuvo que enfrentar una situación de acoso -y quizás abuso- por parte de un hombre de la industria que le prometió ser su manager. En ese momento no abandonó la música, pero sí se alejó de una industria que maltrataba a las mujeres que querían abrirse paso en el género urbano. Sin embargo, no solo se abrió paso, lo transformó. Cuando lanzó Mañana será bonito, su álbum más personal, llenó estadios con una estética rosa, flores coloridas y mensajes cargados de positivismo.
En el videoclip de Provenza, por ejemplo, un grupo de mujeres disfruta de sus cuerpos en la playa sin importar la talla, el color o la apariencia. Ese es el mensaje que ella quiere dejar cuando se hace llamar ‘La Bichota’ y cuando convierte en canciones las emociones de muchas de las mujeres en el mundo que hasta ahora no tenían espacio entre tanto artista urbano masculino.
No hace falta que le guste el reguetón para reconocer que lo que ha hecho Carolina Giraldo con Karol G es admirable. Que una antioqueña esté hoy llenando estadios en todo el mundo, y que aún se le escapen las lágrimas al ver a sus miles de fanáticos, es una chimba.