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La era de los ‘dupes’: ¿será el fin de las marcas de lujo?

La disputa entre China y EE. UU. revive el debate sobre el valor real de las marcas de lujo en un mundo donde las imitaciones son cada vez más comunes.

La era de los ‘dupes’: ¿será el fin de las marcas de lujo?

La era de los ‘dupes’: ¿será el fin de las marcas de lujo? //Fotos: Captura de pantalla/ EFE.

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Entre los estantes digitales de TikTok y los indescifrables algoritmos de Instagram, se está gestando una guerra silenciosa. No es una guerra de fusiles ni una batalla por territorios, pero sí un conflicto global que ha sacudido los pilares del consumo moderno: la credibilidad de las marcas de lujo.

En el centro de esta tormenta se encuentra una disputa comercial entre Estados Unidos y China, cuyo eco ha alcanzado los escaparates más elegantes de la moda internacional.

Cuando la diplomacia se vuelve viral

Todo comenzó con la repentina y exagerada imposición de nuevos aranceles por parte del gobierno estadounidense de Donald Trump para los productos chinos, alcanzando cifras de hasta el 145%. Y lo que parecía un asunto de macroeconomía, diplomacia internacional y magnates políticos, terminó convirtiéndose en una tendencia viral en redes sociales: en respuesta a dicha disputa arancelaria, varios fabricantes chinos comenzaron a revelar públicamente cuánto cuesta realmente producir los productos de marcas de lujo occidentales.

Videos grabados en fábricas de Guangdong y Shenzhen mostraban artículos idénticos a bolsos Hermès, Chanel y Dior o chaquetas de Lululemon e incluso los zapatos más costosos de Adidas, fabricados por una fracción del precio final que los consumidores pagan por prendas que históricamente se han vendido como los artículos más exclusivos, fabricados por los más finos y delicados artesanos de París, Nueva York o Milán.

El resultado de este abrir de ojos para las últimas generaciones fue una ola de contenidos virales que encendieron la chispa de un debate global. ¿Cuánto estamos realmente pagando solo por portar el logo de una marca? ¿Qué justifica que un bolso que tiene un costo de producción de USD $1.450 (6,123,277 COP), sea vendido en USD $38.000 (160,472,100 COP)? ¿Qué es lujo real y qué es simplemente marketing y apariencias?

Cientos de fabricantes chinos alzaron la voz sobre los verdaderos costos de producción de las marcas de lujo. //Foto: captura de video.
Cientos de fabricantes chinos alzaron la voz sobre los verdaderos costos de producción de las marcas de lujo. //Foto: captura de video.

La réplica como símbolo de resistencia

Estos videos no solo expusieron márgenes de ganancia exorbitantes. También ofrecieron una alternativa: comprar directamente la fuente fabricante, que ahora venden sus productos (idénticos o casi idénticos a los de lujo) por TikTok, AliExpress o canales de venta directa a precios que oscilan entre el 5% y el 10% del original; por lo que para una generación joven, agobiada por el costo de vida y hambrienta de status visual que han impuesto las redes sociales, esta opción se convirtió rápidamente en un fenómeno viral.

Pero como todo fenómeno viral, este también está cargado de matices. Para muchos jóvenes, especialmente de la Generación Z, estas réplicas o coloquialmente conocidas en el mundo de las redes como ‘dupes’ -abreviado de duplicates en inglés- no son sólo una cuestión de economía, sino de autonomía: una forma de tener acceso a lo aspiracional sin someterse a las reglas tradicionales del lujo. Y así sin saberlo, están reescribiendo los códigos de lo que significa consumir con estilo en el siglo XXI.

Sin embargo, el debate no tardó en incendiarse: diseñadores, empresarios, consumidores y expertos comenzaron a dividirse entre quienes defienden el valor simbólico y artesanal de las grandes y antiguas casas de moda, y quienes denuncian una industria desconectada de la realidad económica de la mayoría de los consumidores. ¿Será este el ocaso de las marcas de lujo como las conocíamos?

@n.mas

Usuarios chinos de redes sociales comenzaron a subir videos que exponen los procesos de fabricación de productos de lujo, mismos que se venden en Estados Unidos por un costo mucho más alto. Esto como respuesta a los aranceles impuestos por Donald Trump a China y las recientes declaraciones del vicepresidente estadounidense JD Vance, quien se refirió a los chinos como "campesinos". productoschinos comerciochino ProductosDeLujo aranceles

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Diseño original VS réplica viral

Claudia Sabogal, diseñadora colombiana y dueña de su propia firma de lujo, opina que este debate debe leerse con minuciosidad y perspectiva. “Cada marca tiene su sello, sus herrajes, sus logos y sus diseños únicos. Esa es su esencia, no los materiales en sí”, afirma.

Para ella, el proceso creativo, la conceptualización y la identidad de marca no pueden reducirse al simple cálculo de cuánto cuesta un metro de cuero. “El valor realmente del artículo se genera con un contexto, con la historia, con la visión y todo lo que hay detrás”, explica.

Sabogal defiende la autenticidad del diseño como una expresión artística, cultural y asimismo, subjetiva. “El tema de las copias y los fabricantes chinos existe desde siempre, solo que ahora se le ha dado más visibilidad, pero el diseño y la calidad siempre serán originalmente de la marca, teniendo eso en cuenta, cada quién toma la decisión de dónde y qué comprar”, sostiene.

Y si bien acepta que muchas marcas fabrican en China, insiste en que eso no le resta valor al producto final. “Porque los chinos le hacen la maquila, quieren ahora bajarles su valor poniendo a la luz pública que ellos son los que la confeccionan. Pero cada marca tiene su intensidad, en su producto, en su calidad, en sus exigencias y eso no se lo inventaron ellos”.

La diseñadora también alerta sobre las implicaciones legales del furor en redes: “Hay políticas de responsabilidad y privacidad que deben respetarse. Los contratos de maquila exigen confidencialidad, propiedad intelectual y respeto al registro de marca. Esto no es nuevo: es parte estructural del negocio de la moda”.

Más allá de lo jurídico, el fenómeno ha revelado una desconexión generacional. Para muchos jóvenes, esta “revelación” de que el lujo se fabrica en China ha sido una sorpresa. Pero lo cierto es que China ha sido, desde hace décadas, la fábrica del mundo. La diferencia ahora es que el proceso de globalización digital ha democratizado el acceso a esa información y ha erosionado el aura mística del lujo.

Como explica otro análisis de la revista internacional GQ: la novedad no es que los productos de lujo se fabriquen en China; lo nuevo es que hoy las plataformas virales como TikTok permiten que los mismos fabricantes compartan abiertamente lo que antes era confidencial. En un mercado donde el relato es más importante que el objeto, esta transparencia forzada ha hecho temblar los cimientos del storytelling de las grandes marcas.

¿Significa esto el fin del lujo? No exactamente. Pero sí estamos viendo una transformación profunda. Las marcas ya no pueden sostenerse únicamente sobre la promesa de exclusividad porque sí, necesitan adaptarse a consumidores que ya no tragan entero, que quieren saber más, que comparan, que investigan y que cuestionan con el alcance de la información universal, a un solo click.

El lujo del futuro no solo deberá ser bello y deseable, también deberá ser transparente y coherente. Y en medio de esta tormenta, el debate sigue abierto: ¿qué es lo que realmente estamos comprando cuando compramos lujo? ¿Un objeto? ¿Un símbolo? ¿Una fantasía? ¿O simplemente una historia que ya no nos parece tan creíble?

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