Katerin de Ávila, más conocida como ‘Deyka’, es la creadora del centro de trencería que lleva su nombre y que se ha convertido en un referente en Cartagena. Cada día, su local recibe a cartageneras y visitantes que buscan llevar en su cabello una trenza cargada de historia, identidad y resistencia.
Además de ser reconocida por su talento con las trenzas, Katerin ha ganado una gran comunidad en redes sociales, donde la siguen más de 130 mil personas. Allí comparte su faceta como empresaria, pero también su rol más íntimo: el de mamá. En entrevista con Si te contara, Katerin abre su corazón y habla sobre el camino que recorrió para cumplir el sueño de maternar, a pesar de un diagnóstico médico que le decía que no podría quedar embarazada. Lea también: Jader Tremendo: de vender plátanos a triunfar en Times Square
Tras años intentando sin éxito, ella y su pareja tomaron una decisión valiente: subrogar un vientre. Eligieron como portadora a una prima de su esposo, quien durante nueve meses llevó en su vientre al pequeño que hoy llena de alegría su hogar. Pero el parto no fue fácil. Complicaciones graves pusieron en riesgo la vida de la mujer que les ayudó a traer a su hijo al mundo, sumiendo a la pareja en días de angustia y dolor.
Afortunadamente, tanto la madre gestante como el bebé se recuperaron. Hoy el niño goza de buena salud y es profundamente amado por toda la familia. Katerin es su mamá, pese a las críticas que a veces rodean este tipo de procedimientos.
El milagro de Deyka
Un año después, durante un chequeo ginecológico de rutina, Katerin recibió una noticia inesperada. “La doctora estaba contando los miomas cuando de repente dijo: ‘veo otra cosa ahí’”. Lo que parecía imposible, sucedió: contra todo pronóstico médico, estaba embarazada. Lea también: La razón por la que Tito Nieves solo canta estas canciones en Cartagena
“Es una niña. Le pusimos Deyka, la unión de nuestros nombres. Es un milagro”, contó entre lágrimas.
Katerin, la mujer detrás de las trenzas que narran historias de lucha, hoy escribe la suya propia, tejida con fe, amor y milagros.